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Jueves Santo

No cabe duda, la primera vez que mi hermana pequeña hace algo, llueve.

Al principio nos parecía casualidad, ahora simplemente le recordamos que lleve el paraguas, por si acaso.

Así que mis primeros recuerdos de Jueves Santo son su primera salida y no la mía, porque la primera vez que Laura, a sus tres o cuatro años, salió, no llovió, diluvió.

Recuerdo a mi tía Chelo llegar pronto por la mañana para ponernos la mantilla y la peineta. Había trabajo, tres niñas y mi abuela. También recuerdo a mi padre, mi abuelo Manolo y mi tío Salva vistiéndose con la túnica de seda blanca y esa capa verde esmeralda que parece de "superhéroe", porque cuando andan se mueve al viento como si tuviera vida propia, como si volara.


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Miguelillo, aunque seas más pequeño también estás en mis recuerdos.

Recuerdo que nos dejaron al inicio de la procesión, con las pequeñas, dónde podíamos oír a la banda de cornetas y tambores y caminar como soldados, pa, pa, parará.

Y a Luchi, la hermana de mi abuela organizando a las niñas. Bueno a ella, y al vara de turno. No se ponían de acuerdo, que si más deprisa, que si más despacio, que si más juntas, que si más separadas.

Y el aire del puente, que se lleva la mantilla, que tira de la peineta, y que si pudiera nos hubiera llevado a nosotras, tan pequeñas cruzando el puente de buena mañana.

Allí íbamos nosotras, con nuestra vela verde y nuestro abriguito negro. Las tres, contentas de poder salir por fin en una procesión, de acompañar a la Virgen, la Virgen de nuestra familia.

Y recuerdo subir por la Cuesta del Pizarro y empezar a llover, pero llover de verdad, como si ya no quedara agua. Y a mi madre desde la acera preguntar si nos queríamos salir. Y nosotras que no. Laura, tan pequeña, la primera.

Tres veces recuerdo a mi madre preguntarlo desde la acera, la pobre callejeando, corriendo por Zamora para poder volver a vernos, para volver a preguntar, para volver a recibir la misma respuesta: no, estamos aquí para acompañar a la Virgen, nuestra Virgen.

La misma que mi bisabuelo fue a ver a Madrid antes de traerla. Por la que al llegar a Zamora, mi abuelo Manuel y mi tío Salva rellenaron estampitas para reunir donativos de los zamoranos. La que mi abuela vistió la primera vez que procesionó por Zamora, con un pañuelo blanco que ella misma le regaló, para que pudiera enjugar las lágrimas por el hijo, que caminaba delante, a pocos pasos de distancia.

Esa Virgen que gracias a Ana habrá llevado un alfiler que lleva mi nombre, la que subirán como si andara por Balborraz con "La Saeta", esa marcha tan poco zamorana, pero tan suya.

La que este año, como todos los años, acompañó mi padre la tarde de Martes Santo y que volverá acompañar mañana Jueves junto con mi hermano Miguel, que llega hoy desde Pamplona ,y Laura, aquella niña que no se quiso salir con sólo tres años y que la sigue acompañando, llueva, nieve o haga sol.


Pero vosotros tres, tened por seguro que, cómo siempre, iréis acompañados de todos nosotros.

De Salva, de abuelo Manolo, de Paco y de todos aquellos que desfilaron en su momento y que ya no están.

De abuela Elena, que ya no sale pero que siempre sabes que está allí, arriba a la izquierda al final de Balborraz y que cuando pasas le susurra a las de al lado, esas de ahí son mis nietas, las más guapas.

De mamá que se levanta pronto para hacer el café de la mañana antes de que salgamos corriendo a la peluquería a ponernos la peineta y de Mábel, que siempre nos ha llevado y traído para que lleguemos a tiempo.

Y de los benaventanos, que sabes que estarán allá en la catedral, esperando a la salida, como José y Yaya.

Pero sobre todo, os acompañaremos Elena y yo. Elena a su manera, pero siempre ahí, cada Jueves Santo. Y yo, en la distancia, pero caminando a vuestro lado. Lo más atrás que se pueda, lo más cerca de nuestra Virgen, Esperanza de Zamora




Esta entrada se la dedico a Susana, porque la Esperanza tiene que ser siempre lo más importante en nuestra vida y ella nos lo demuestra cada día.

12 comentarios:

  1. Ay amiga, veo que la nostalgia nos invade en estas fechas, has descrito muy bonito toda la tradición de tu famlia, la he recreado y hasta parece que veo a los personajes.

    Me has hecho soñar e imaginar, algo que me encanta hacer... muchas gracias Conchi, cuídate mucho y disfruta de estas fechas en donde estés acompañada de tu virgencita Esperanza de Zamora.

    Abrazos.

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  2. Habia mantenido el tipo, entrada tas entrada pero la de hoy....
    Sabes que mañana te echare muchiiisimo de menos pero a la vez se que iras conmigo, mirando cada poquito hacia atras para verla.
    Siempre le pido que nos de salud para acompañarla año tras año, mañana le pedire lo mismo, pero con una diferencia, a poder ser en persona.
    Te quiero

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  3. La Semana Santa en Bilbao es una Semana Santa andaluza tal como la veía Antonio Machado. Nadie quiere al Jesús crucificado sino al que caminó sobre la mar.

    ¡Oh, la saeta, el cantar
    al Cristo de los gitanos,
    siempre con sangre en las manos,
    siempre por desenclavar!

    ¡Cantar del pueblo andaluz,
    que todas las primaveras
    anda pidiendo escaleras
    para subir a la cruz!

    ¡Cantar de la tierra mía
    que echa flores
    al Jesús de la agonía,
    y es la fe de mis mayores!

    ¡Oh, no eres tú mi cantar!
    ¡No puedo cantar ni quiero
    a ese Jesús del madero,
    sino al que anduvo en el mar!

    Es La Saeta de Antonio Machado. Saludos !

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  4. Alesi, me alegra llevarte un pedacito de mi tierra hasta tu casa.

    Ojala un día pueda enseñártela.

    Laura, no te diré nada porque tu ya lo sabes. Mañana estaré contigo, eso no lo dudes.

    ¡Salud para el año que viene, hermanos!

    Gato, me encanta Antonio Machado y su saeta, pero esa no es nuestra Semana Santa.

    La nuestra es austera y llana, como la tierra que nos rodea.

    Sin embargo, curiosamente, en ese día y en ese momento, la Saeta sube con la Esperanza por las calles zamoranas.

    Son "Cosas que pasan".

    Gracias por estar ahí

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Es la primera vez que escribo, pero es que esta vez no podía pasar sin poner mi pedacito, mi lagrimita, y mi sentimiento de orgullo de esta hermana semanasantera. A mi manera, pero que a pie de acera siempre está ahí esperano a ver a; mis hermanas que no se si"las más guapas de Zamora", pero si las mejores hermanas del mundo, como mi hermano Miguelillo y mi papi, asomando por los agujeros del caperuz sus peculiares cejas que lo hacen inconfundible.
    En definitiva para mí la Semana Santa, es un conjunto de mil sensaciones y sentimientos, sobre el que prevalece el de unión familiar, vamos que "la familia García es la mejor". Os quiero a todos un montón

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  7. Conchi: ahora son las doce de la noche. Las Capas estarán saliendo de San Claudio y yo acabo de extender mi mantilla. Ella lleva tu alfiler cerquita del corazón. Y está guapísima.

    Un beso desde el otro lado del mapa. Tan cerca, ¿verdad?. :)

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  8. Que hermoso Conchi!! Creo que con este post hemos subido todos acompañando a la Virgen. Qué de emociones has recreado con tu entrada!!
    Muchas gracias por compartir tu semana santa con nosotros...

    Besos

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  9. Me uno a las que esta noche estará hoy en tu Jueves Santo. Qué entrada más emotiva. Y muy sentidas las fotos. Me han gustado mucho.
    El año que viene te escapas a Zamora estos días Conchi!
    PD: Ayer por la tv hablaron de las procesiones de Zamora. Enseguida pensé en tí!

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  10. Elenilla, la Familia García la mejor.

    Ana, espero que este año no hayáis pasado tanto frío como el anterior. Disfruta de lo que queda.

    Sylvia, es una cuesta preciosa. Habrás subido volando

    Lasti, el año que viene allí estaré (al menos lo intentaré). Mira a ver si te apuntas

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  11. Todavía tengo el pelo de punta releyendo tus palabras. Nuestra Semana Santa es leve pero en el recuerdo tenemos los pasos por un pequeño pueblo con las mujeres vestidas de negro llorando detrás del Cristo. Oscuridad y esperanza en una.
    Gracias por este relato pues aunque no nos reconocemos en él, te reconocemos a tí, te conocemos mejor.
    Un beso.

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  12. ¡Conchi me arrancaste una memoria del olvido! Me hiciste recordar una vez, que siendo muy pequeña, mi mamá aun de luto por mi papá me llevó a una procesión en el centro de la ciudad.

    Recuerdo que no entendía muy bien qué pasaba, ni por qué había tanta gente; recuerdo el Cristo vestido de morado llevando la cruz; recuerdo las palomitas de maíz y el algodón de azúcar; los cánticos y las oraciones.

    Es impresionante como tus imágenes dispararon las mías.

    Besitos de mudanza ;)

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No hay nada que más me gusta que saber quién hay al otro lado.
Gracias y bienvenidos!

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