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La máquina del tiempo

Tengo un constipado antológico. De esos que no necesitas pasar en cama pero que estás todo el santo día con el pañuelo a mano y un sueño que te caes por las esquinas.

Si a eso le unimos que la primavera ni ha asomado por aquí y que mi vecino de arriba ha cogido una extraña afición por los taladros (además de la que ya tenía de poner música clásica y ópera como si estuviera en el mismo Liceo), entenderéis que me quiera teletransportar a los días soleados y sin preocupaciones de hace un par de semanitas.

Me encantaría poder volver a los pueblecitos de los Alpes, dónde la vida se desarrolla sin coches y el tren es el único modo de transporte entre tanta nieve.


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¿Os habéis fijado en el señor limpiando el tejado de nieve?
¿Y en la decoración de las entradas?
Casi todas las casas estaban decoradas con motivos de Pascua: conejos, huevos, flores,....

¿Y en las esquilas?
Nuestras amigas nos contaron que la población de vacas en la zona de los Alpes se dispara en verano, llegando a ser muy superior a la población "humana". Las vacas pastan libres en el campo y las esquilas sirven para identificar al propietario de dicha vaca.

Volver a Zurich, ciudad de la que me declaro enteramente enamorada.

Ciudad grande y llena de movimiento a una orilla del río y a la otra la ciudad tranquila, llena de callejuelas y tiendecitas donde perderse.

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Gente con prisa de un lado para otro, permanentemente con el móvil en la oreja.



Cruzando el puente:

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Calles, calma, balcones, colores,...



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La vista no sabe dónde mirar con tanto arte.

Y para reconciliar la una con la otra, el lago.

Estelas en el cielo

Sus orillas estaban a rebosar de gente que quería disfrutar del sol.

Oficinistas, grandes ejecutivos, madres con sus niños, viejitos, alternativos, gente sin techo, amigos, compañeros, desconocidos,...

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A veces todos somos iguales y queremos las mismas cosas. Ese día disfrutar del sol y de las maravillosas vistas.


Sé que el sol llegará y que, sobre todo en estas tierras, no se irá. Mientras tanto, seguimos caminando hacia él.

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Nostalgia



Sólo un Zamorano puede comprender la llorera que me ha entrado esta mañana cuando he abierto el paquetito que me ha mandado mi madre.

Traía la Semana Santa dentro, ese "sentimiento" zamorano tan difícil de entender si eres de fuera y, que cala tan hondo cuando lo sientes, que estar lejos es una de las "pérdidas" más grandes.

Mi madre, que me conoce muy bien, me ha mandado una caja llena de aceitadas y almendras garrapiñadas, dulces que saben al cafecito del Lunes Santo antes de bajar las túnicas, al desayuno del Jueves Santo antes de salir voladas a la peluquería, a Viernes Santo a las 5 de la mañana, viendo pasar la procesión mientras el frío se te mete hasta en los huesos.




Saben a tantas cosas como los olores que me faltan. A naftalina y a cerrado de las túnicas, guardadas en sus cajas esperando a que las planchen para procesionar por las calles de Zamora. A teas y a incienso, a flores y a velas, que te dicen que estás allí, en tu tierra; olores que por mucho que viajes y por mucho tiempo que pases lejos de allí, te llaman en estas fechas para que vuelvas a ver pasar los pasos por sus calles.


Y sus sonidos. El del silencio y el respeto, que para mí es el más importante, pero que desgraciadamente se pierde con el tiempo. El de los tambores y trompetas, ese sonido que indica que detrás llega Barandales con sus campanas y que hay que correr a tu sitio, dónde esperaban tus papás porque la procesión ya llega.

Y el de las marchas y las voces: "Mater Mea" y "La Saeta" mientras las Esperanza sube por la cuesta de Balborraz y mi corazón la acompaña y sube con ella, "El Merlú" y "La marcha fúnebre de Thalberg" sonando la madrugada del Viernes Santo después del cinco de copas, mientras tú piensas: "te extrañaba, te echaba de menos, me hacías falta". Y el Miserere, cientos de voces sonando al unísono, mientras, en la noche del Jueves Santo una plaza atestada de gente, pero en el más absoluto silencio, ve pasar al Cristo Yacente flanqueado e iluminado por las teas de todos los cofrades y las estrellas.

Son tantos los sonidos que me quedan en el tintero y que se agolpan en mi cabeza como las sensaciones que me faltan: la suavidad de la seda de la túnica de la Esperanza, la aspereza de la estameña blanca, el vendaval del Puente de Piedra y el tacto de mi mantilla mientras la sujeto para que no se la lleve el aire,el frío de la noche, porque en Zamora, en Semana Santa, siempre hace frío.

Pero sobre todo, ese gusanillo que tengo cuando entro en Zamora y pienso estoy aquí, he vuelto. Y admiro su casco antiguo y disfruto de mi gente y de mi tierra y siento muy dentro de mí una voz que me dice: "Zamorana, que suerte tienes de haber nacido aquí, de que tu familia te haya transmitido estas tradiciones y este sentimiento. No lo pierdas y transmítelo, porque esto es un regalo".



Zamoranos, os echaré de menos todos y cada uno de los días. Procesionaré en alma y corazón en Jueves Santo y comeré el Dos y Pingada el Domingo de Resurrección a vuestra salud.

A los que no sois de allí pediros disculpas si no entendéis todo. Hay cosas que no pueden explicarse y esta es una de ellas. Os invito a que conozcáis mi tierra y sus tradiciones, pero acompañados de alguien que lo sienta, que os involucre. No hay otra manera de vivir y disfrutar la Semana Santa de Zamora.

En blanco y negro


Mi grupo de fotografía mensual ha fijado como tema de Marzo el "Blanco y Negro".

Tengo que reconocer que a mí me gusta el color y que no me da mucho por transformar las fotos a Blanco y Negro, pero, como lo importante es aprender, hoy he estado jugando un ratito con varios métodos y esto es lo que he conseguido.

Esta es la foto original. La saqué en Berna durante la noche de los museos. Poca luz y coches en movimiento, así que no es perfecta (por supuesto sin flash).



Estas son mis pruebas. ¿Cuál os gusta más?

Esta es la forma más fácil. Desaturación.

Esta es pasando la foto a Escala de grises.


Pasando la foto a modo Color Lab


Esta es la más complicada. Se llama métodoRob Carr y he tardado un ratillo en cogerle el tranquillo.



Nunca hubiera pensado que el Blanco y Negro permitiera tantos cambios. ¿Y vosotros?



Nota.- Mi grupo favorito "Yo también" ha pasado a ser "La vuelta al mundo". Pasaros por allí para dar la vuelta en Blanco y Negro.

Para papá

Dado que hoy es el Día del Padre y que yo no estaré cerca del mío para celebrarlo, aprovecho este minutito de descanso que tengo para felicitarlo y enviarle lo que me pidió de regalo.

Si hay algunos que piden la luna, él sólo me pidió la fotografía de una vaca azul. Parece cosa difícil, pero no hay nada como buscar para encontrar.

Papi, aquí va tu vaca. Espero que te guste y que fuera como te la esperabas.







La encontramos asomada a la ventana de una casa de Zurich. Supongo que sabe que llega la primavera y que ya no le falta nada para salir a pastar.





Aprovechando las felicitaciones, felicito a mis progenitores por sus 34 añitos de casados.

Desde aquí os deseamos otros 34 añitos más.

No es bonito esta forma de medir el tiempo?



Y para terminar este post batiburrillo, os acordais de la maravillosa carta que me llegó el mes pasado?

Pues un paquetito salió de mi casa la semana pasada y ya llegó. Si queréis ver lo que llevaba dentro pasaros por El Club Azúl.

El sábado volamos de vuelta a Helsinki. Hasta entonces!!!

Perdonar por las faltas y la puntuación. No sabéis lo difícil que es escribir cuando te cambian las teclas al teclado. ;.)

EN LA CIMA DEL MUNDO

A veces para llegar a la cima más alta no hace falta ser el primero de tu promoción, ni encontrar trabajo en una gran compañía y dejarte los "cuernos" trabajando, ni hablar 3 idiomas, ser la reina del "networking" o haber estudiado un MBA.

A veces subir a la cima más alta es tan sencillo como coger un tren rojo con tus amigos y dejarte llevar entre risas e historias.



Y eso es lo que hicimos este fin de semana, subir a la estación más alta de Europa, el Jungfrau en Suiza a 3.571 metros sobre el nivel del mar.





Para estar "hartita" de ver nieve, tengo que reconocer que me he enamorado de estas montañas y de estos paisajes. Tanto es así, que el domingo me dejé convencer para hacer "deporte de riesgo" y montados en un trineo bajamos por las montañas suizas como si de "avezados montañeros" se tratara.



El hecho de que me dejara los pies frenando no cuenta, ni tampoco el que fuera la más miedosa. Lo que cuenta fueron los paisajes, las risas y lo bien que nos sentó la cenita y el vino de después.




Y aunque estaba todo preparado por si pasaba algo,



hasta los lugareños celebraron nuestra bajada a bombo y platillo.



Y a la vuelta, el sol nos dijo adios con esta puesta de sol:




Esta claro que, al menos, esta semana, estamos en la cima del mundo.





Hemos sacado millones de fotos, pero hasta que no esté con mi ordenador, será imposible compartirlas con vosotros. Hasta entonces, seguiremos disfrutando

En Stand - by bloqueril


No, no estoy vaga, ni inapetente.

Tengo la creatividad desbordada y no paro de hacer cosas, pero no todas están en el ámbito "p-c ril".

Quizás tenga que ver con este tira y afloja que tiene el tiempo del país en el que vivo.



Te regala un día de sol, por días y días sin verlo y sin dejar de nevar. (Y yo que pensaba que ya llegaba la primavera : ( )


Así se veía esta mañana desde nuestra habitación


Si os fijáis, vereis mis copos favoritos. Son tipo pluma, pero hasta de esos estoy cansada.

Si acabara de llegar de España diría eso de: "¡pero al menos no hace frío!" (últimamente estamos en torno a los 0ºC), pero después de una buena nevada si no hace frío las calles se convierten en agua sucia y grandes posibilidades de resbalarse y meterse "la gran leche".

Con vuestro permiso y, para no morir ahogada en un charco o "esguarniada" de un resbalón, me sigo quedando en casa.

Os dejo con algunas de las fotos que saqué el domingo (día totalmente primaveral pero a 2ºC).




El sol y las estrellas.
Es un colegio, pero me hizo gracia ver tantas estrellitas en la ventana.


El 20. ¿Os ha quedado claro que este edificio es el número 20?


La primera señal era una peluquería, la segunda un local de diseño.


¿Mandarían a los peluches en Ovni?


A no ser que me pase algo que no pueda esperar a contaros, el viernes nos vamos a Suiza para disfrutar de una semanita de vacaciones bien merecida.

No creo que pueda/quiera/tenga tiempo de actualizar desde allí. Os prometo miles de fotos, carga de pilas e historias a "tutti pleni".

Cuidaros y no hagáis nada que yo no haría (que en realidad, excepto aburrirse y hacer el mal, poca cosa es).

La puerta a nuestras "vacances"

El gen perdido


Después de varios fines de semana tratando de sacar la deportista que hay en mí , por fin, este fin de semana me dedicaré a los deportes que más me gustan: leer, ver series o películas antiguas, escribir alguna carta, quedar con mis amigas y salir a pasear para ver si la primavera tiene a bien visitarnos.

Llevamos dos fines de semana "integradores" en la vida finlandesa, tratando de aprender esquí de fondo sin que el aprendizaje sea demasiado dañino para nuestra salud.


El primer día.
Trataba de mover los brazos como corresponde, sin utilizar los bastones.
La gente se cambiaba de pista y me miraba con cara de "pobrecilla"


Si tenemos en cuenta que el deporte y yo no coincidimos en nuestros círculos habituales y que yo no había esquiado en mi vida, tendréis la conjunción perfecta para caídas múltiples, agujetas y lo que es peor: bajada en picado de mi autoestima deportiva.


Eso sí, tengo que reconocer que los paisajes nevados de este país son llanos pero preciosos (siempre y cuando puedo levantar los ojos del suelo para no caerme) y que después de dos días tratando de recordar los temas de psicomotricidad que me explicaban en el colegio, ya soy capaz de mover el pie derecho y el brazo izquierdo al mismo tiempo. ¡Bien!

Así es como se hace.
¡Fijaros en el señor de la vuelta!
Con tropecientos años y moviendo el "trasero" como un jovencito.

Parece fácil, pero no lo es. Sobre todo cuando sabes que hay otro finlandés que lleva esquiando desde los tres años en tu espalda y en tu cabeza la voz de tu hermana recordándote que Lucía, mi sobrina de 4 años, ya sabe hacerlo.

Porque sí, casi toda mi familia es deportista: mi padre sigue jugando al baloncesto con críos a los que les triplica la edad (papá tú no eres viejo, ellos son demasiado jóvenes) y mi hermana es profesora en un gimnasio y no puede parar quieta ni dos segundos.

Lo lógico sería haber heredado el gen deportista, pero lamentablemente no es así y, entre nosotros, no me arrepiento de ello.

Decidiendo si terminábamos el recorrido o nos dábamos la vuelta.
Para nuestra sorpresa sólo habíamos recorrido 1/3.
Yo no voté, pero gracias a dios nos dimos la vuelta.


Mi cuerpo no me pide salir a correr cuando hace frío, nadar como Pfelps en verano o jugar al tenis como Nadal. No siento esa sensación maravillosa post actividad física ,¿estáis seguros de que existe?, ni quepo en mi de gozo cuando soy capaz de nadar más rápido o correr más deprisa.


Jaume logró bajar la pista como un campeón.
Yo me quité los esquís para subirla en el camino de ida y para bajarla en el camino de vuelta.
(Innumerables caídas en el intento de hacerme la "machote". Eso no va conmigo, de verdad.)


No os preocupeis, no dejaré de hacer deporte socialmente. Aprenderé a esquiar, a patinar y a lo que haga falta. Pero sólo por quedar con los amigos, las comidas post deporte o las risas y las cervezas.


Estos finlandeses esperan a por su cafecito o algo más fuerte.
Es un bar en el medio del recorrido (aún quedan 2/3 por recorrer).

Esquís esperando a sus dueños en la puerta de un café.

Además mi hermano, lector habitual de la Men's Health, la "revista más fiable en cuanto al tema deporte se refiere", me ha comentado que el esquí de fondo es el deporte más completo del mundo.




Así que ya de ponerse, tratemos de hacerlo lo mejor posible. Tonterías las mínimas, ¿no?

Lo siento, esta vez no hay muchas fotos de paisajes. La cámara la llevo, pero sería de muy mal gusto volver a parar a la gente para sacar fotos, cuando me cuesta tanto permanecer levantada. :)

La gente haciendo cola para el forfait en la estación de Messilä.
Se podía hacer también esquí alpino, pero nosotros nos decantamos por el esquí de fondo (más completito).
Aunque nadie me avisó, algo de alpino tuvo la cosa.

Para ver el detalle del reloj, aquí.


Pues eso, lo dicho, si me buscáis este fin de semana, estaré por aquí:

Librería de Stockmann en Helsinki.
Un verdadero placer con libros en todos los idiomas (Español incluido)


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