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Terminó el Otoño



Terminó el Otoño.

Es lo que tiene el sol


Quizás no haya llegado el día del año que marca el comienzo del invierno, pero se fueron los colores y llegaron los días grises y fríos y el comienzo de la nieve.

Engalanadas


Ahora ya no apetece sentarse al sol a ver pasar las horas, sino quedarse en casa viendo pasar la vida por la ventana.

Hablemos un rato

Aunque tengo que reconocer que ahora estoy más entretenida con lo que ocurre de puertas adentro.

Con la abuela

Hasta pronto colores, ya os echamos de menos.

Y se viste de rojo

Por primera vez


El fin de semana pasado, Pol pasó su primera noche fuera de Helsinki.

El virus del viajero que habita en nosotros llevaba demasiado tiempo reprimido, así que decidimos pasar el fin de semana en la que por ahora es mi ciudad favorita de Finlandia: Turku.


Y al fondo, la catedral

A pesar de llevar casi 4 años viviendo en el país, no hemos viajado mucho internamente.

Primero, porque las distancias son enormes y la velocidad máxima en carretera absurdamente baja: 80 km/h en la gran mayoría de ellas. Y, segundo, porque cada vez que juntábamos varios días seguidos, los aprovechábamos para viajar a lugares más cálidos y luminosos.

En Turku estuvimos hace dos veranos coincidiendo con el mercado medieval y quedé enamorada de la ciudad. (Puedes verlo pinchando aquí)


Enamorados

No es grande, pero tiene mucho encanto. El centro se mueve a ambas orillas del rio y está lleno de pequeños bares y restaurantes donde pasar la tarde alrededor de un café o de una copa de vino arreglando al mundo.

¿Apetece un café?

En Helsinki, a pesar de ser la capital, no hemos sabido encontrar este ambiente tan parecido al del Borne de Barcelona y que tanto echamos de menos cuando se acerca el jueves o el fin de semana.

Tras las compras

No hicimos gran cosa.

Paseamos (a pesar del frío), comimos bien y disfrutamos del dolce fer niente en otro ambiente distinto del día a día.


¿Cual eliges?

El postre antes

Ni gota

y después.

Pol disfrutó del viaje. No sólo robó el corazón al personal del hotel y a los de los restaurantes y bares en los que estuvimos, sino que se dedicó a observar todo con sus ojos que todavía no ven y durmió prácticamente toda la noche de un tirón (Lamentablemente esto no se ha vuelto a repetir)


Atento

No estoy muy segura, pero creo que esté niño también lleva el virús dentro y la verdad, no me importa.

La importancia de llamarse Ernesto (II)



En España hay tres preguntas típicas que te hacen cuando te quedas embarazada:

- ¿Para cuando será?
- ¿Es niño o niña?
- ¿Cómo lo vais a llamar?

embarazada

Da igual que sea una amiga de tu abuela o un desconocido que te encuentras en el ascensor, son tres preguntas que, seguro, no fallan. (Eso, más que te cuenten las experiencias de cada uno en el embarazo, nacimiento y crianza de sus hijos, si tienen propios, o de sobrinos o hijos de amigos, si no los tienen)

madre himba

Madre Himba - Namibia

Eso mismo me esperaba de los finlandeses, pero me equivoqué. Aunque la primera pregunta siempre caía, nadie me preguntó por las otras dos durante todo el embarazo.

Si no fuera porque ya los conozco, pensaría que era por timidez o porque no querían inmiscuirse, pero no. Los finlandeses son callados, quizás taciturnos, pero son tan "cotillas" como cualquier hijo de vecino (o sino, ¿qué pensáis que se hace en la sauna aparte de sudar?).

Sauna

La razón es sencilla y tengo que reconocer que a mí me resultó bastante curiosa.

El sexo del bebé no se pregunta por el simple hecho de que, por regla general, los futuros padres finlandeses no lo saben hasta que el bebé sale por la puerta grande.

Recien nacido

Una vaca y un ternero sirios.
La vaca dió a luz justo al lado de un importante yacimiento arqueológico.
(Nunca lo había visto antes y me impresionó tanto como el yacimiento)


El ginecólogo no te lo dice (a no ser que tú preguntes proactivamente) e incluso me han contado casos, en que se ha salido por la tangente preguntando si lo van a querer menos por ser niño o niña, obviando la respuesta a la enunciada pregunta.

Claro está que a veces es imposible no darse cuenta al mirar las ecografías, porque no me imagino al ginecólogo saltándose las partes pudiendas para no dar pistas sobre la presencia o no de "la colita". Vamos, digo yo.

semana 20_08

En nuestro caso, no había lugar a dudas.

Pero señoras y señores, un finlandés no pregunta nunca por el nombre de tu futuro retoño, por el sencillo hecho de que no esperan que tú lo sepas hasta que lo hayas visto en vivo y en directo y hayas vivido un tiempecillo con él.

Con su hermano a cuestas

Sapa. Vietnam

Me explico. Un finlandés parte de la base de que cada uno tenemos el nombre que está hecho para nosotros. Uno que te pega con la cara y con tu manera de ser. Que te llamas Rosa porque te sonrojas con facilidad o José porque tienes cara de santo.

Y no, no es una broma. Para que os hagáis una idea un finlandés tiene un periodo de 3 meses para registrar el nombre su niño. Supongo que ese es el tiempo que consideran necesario para poder nombrar sin equivocaciones al bebé: saber si es tranquilo para llamarlo Cándido o si será un terremoto para llamarlo Atila, por ejemplo.


Pensando

Sapa. Vietnam

La verdad es que es una idea muy romántica, aunque nosotros no paramos de preguntarnos cómo llamaran al niño hasta que se decidan por un nombre: ¿bebé?, ¿niño?, ¿cielito?,....

A ellos también les resultó muy extraño que ya supiéramos el sexo y el nombre de antemano.

Aunque tengo que reconocer que yo, sabiendo de que va el asunto y habiendo vivido con mi "cielito" más de 30 días, no se me ocurre otra mejor manera de llamarlo. ¿Y a vosotros?


En las sombras

La foto no es maravillosa, pero mi niño sin duda lo es.

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