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Menudos libros I

Esta semana me uno a la iniciativa de Eva y os cuento cuales son nuestros libros favoritos del momento.

A nosotros, los papis, nos encanta leer, sobre todo a mí pero en esta época en la que nos ven permanentemente delante del ordenador, tenía miedo de que a Pol los libros no le llamaran la atención.


mis libros

Gracias a dios, no es así, y aunque ahora se dedique a dar las vueltas a las páginas sin tón, ni són y no tenga paciencia para que le leas un cuento entero, me encanta verle coger sus libros y escucharle como los lee con su lengua de trapo y su lenguaje particular.

Pero, ea, que me voy por las ramas. Aquí os dejo mi primera selección para 2 añitos recién cumplidos.

Los 10 botones de William Accorsi.

Los 10 botones

A Pol le encantan los números. Contar le parece muy divertido y puede hacerlo hasta 10 en 3 idiomas: inglés, castellano y finés.

Cuenta con lengua de trapo, pero cuenta y lo más increíble, reconoce los números si los ve.

Este libro nos ayuda a contar y a meter los botones en los agujeros.

Pol y los botones

Lo que no le interesa mucho, no lo vamos a negar, son los colores. No recuerdo ninguna vez en que los colores hayan coincidido con la muestra, todos al batiburrillo mientras cuenta "udo, dos, tes, for,..."


collage

Es de cartón fuerte, muy bueno para los dedos torpones de estas edades y para las ganas de abrirlo todo por donde no toca.

Altamente recomendable para los ratos de espera en los aeropuertos o esos restaurantes en los que la comida nunca llega.

Por ahora ocupa nuestro ranking número 1 junto con La oruga glotona de Eric Carlé. Otro libro para contar sin parar.


La serie de libros sonoros de Marion Billet.
marion billet

Tenemos más de los que aparecen en la foto y en dos idiomas: castellano y catalá.

Los animales no entienden de idiomas, claro está, así que depende de si el pedido lo hace mamá o papá.

Me gustan por varias razones. Son muy sencillos, el sonido que emiten los animales es totalmente real y  las ilustraciones son preciosas, cosa que no siempre pasa en la literatura infantil.


la vaca


Pol puede verlos una y otra vez sin cansarse, siempre repitiendo el sonido detrás del animal: vaca muuuuuuu.


Y nuestra última recomendación también es una serie de libros. Son de la ilustradora Rotraut Susanne Berner y transcurren en las diferentes estaciones del año, mas uno extra sobre la noche.


nos gusta leer


Nosotros, por seguir la estación estamos con el Libro del Verano.

Son libros sin texto, pero con mucho, mucho dibujo.

Quizás estén más orientados a niños un poco más mayores. A Pol le cuesta prestarle atención a las ilustraciones, pero es grande, de nuevo de tapas gordas y le encanta pasar las páginas una y otra vez.

La razón por la que os lo quiero recomendar es porque es un libro para contar 1.001 historias. Los personajes que aparecen son más o menos los mismos en todos los libros y a lo largo de la historia cuenta en imágenes que van haciendo, pero como interactúan entre ellos, cada vez lo cuentas de una manera diferente. ¡Imaginación al poder!
el libro del verano

Es un poco como Donde está Wally? , pero infinitamente más divertido.

Nosotros solemos buscar los perritos, pero para que veáis un poco de qué va la cosa os he fotografiado la historia de Lena, que se va con su padre y con su hermano a vender cosas viejas al mercadillo.

¡Estoy deseando que Pol sea un pelín mayor para jugar a imaginar!!

Espero que está sección os haya gustado. Os recomiendo muchíiiisimo que os paséis por el blog de Eva para ver la cadena de blogs y por supuesto su blog.

Ella es la "culpable" de que yo empezara mi proyecto 52 semanas, ese que este año he dejado a medias, ahogado entre mis mil proyectos.

Lo dicho, pasaros que merece mucho la pena. Nosotros nos vamos a leer.


(6/52) Leemos [+2]




Nuestra casa en Lisboa

Una de las cosas a las que le dedico más tiempo cuando planifico un viaje es a buscar el sitio perfecto para el descanso del guerrero.

Es verdad que muchas veces sólo paras a dormir, lo reconozco, pero me parece muy importante que el rato que pasas descansando puedas sentirte como en casa, aunque estés lejos de ella.

Desde que llegó el peque me he vuelto una experta en la búsqueda de apartamentos. Los que ya sois padres  y hayáis ido con ellos de hotel, sabréis de ese fantástico momento en el que por fin has conseguido dormirlo. Son las 9 de la noche y te sientas relajadamente a cenar, casi a oscuras, muy probablemente cualquier cosa del bar de abajo y casi seguro muy cerca de la puerta del baño. Por supuesto sin hacer ruido y tratando de  no despertarlos.

El plan perfecto, vamos.


subiendo

En un apartamento, sin embargo, todos pueden disfrutar de su rato de descanso y si es como el que tuvimos en Lisboa, corres el riesgo de no querer salir de él. Os lo aseguro.

Mi búsqueda por internet, mi gran amigo, me llevó hasta los apartamentos Baixa House y tuve graves problemas para decidirme por uno de ellos.

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Al final, Gulbenkian, bautizada en honor de un filántropo armenio que terminó sus días en Lisboa, fue el elegido.

Me encantan los apartamentos que se nota que han sido decorados con gusto, en los que te das cuenta de que han elegido cada pieza y no se han limitado a ir a Ikea y decorarlo todo muy minimalísticamente.

old books

Desde el primer momento nos sentimos como en casa. Deshicimos las maletas, sacamos los juguetes y llenamos las mesas de nuestros libros y revistas.

living room


La cama no sólo era enorme, sino que daba gusto tirarse en ella y en el baño nos esperaban toallas grandes,  de esas que te abrazan y una bañera monísima para el peque de la casa.
    in the bathroom


A la cocina no le faltaba detalle, quizás un microondas, vale, pero terminaron de ganarme cuando vi el despliegue de vajilla y cristalería y esas servilletas de lino esperando ser usadas. 

Ni que decir tiene que todos los días montaba la mesa del desayuno sin que faltara detalle. Si no hubiera sido porque vivimos un pelín lejos, me hubiera traído en la maleta esa vajilla verde que estoy segura haber visto, hace mucho tiempo, en casa de mi bisabuela.

  las mañanas


Y no os he hablado del desayuno todavía.

A pesar de ser un apartamento, disfrutábamos de un servicio de limpieza diaria y desayuno. 

Los productos del desayuno los dejaban listos el día anterior, cuando pasaban a recoger y a hacer la cama de la manera más perfecta que he visto en mi vida.

Cada día nos sorprendían con un bollo casero diferente, diferentes tipos de queso y embutido, yogures artesanos que estaban buenísimos, mermeladas variadas, mantequilla, zumo y por supuesto leche. El café, algo necesario para mi subsistencia y el cola cao, básico para el desayuno de Pol tampoco faltaban ningún día.

Y el pan, porque también había pan, te lo traían cada mañana recién hecho. Caliente todavía, lo encontrabas en una bolsa blanca de lino que podría haber sido almidonada por las monjas del Carmen.

A las pruebas me remito.



Resumiendo, que si planeáis ir a Lisboa, buscáis algo céntrico y especial, os recomendamos que disfrutéis de la experiencia de vivir unos días en Baixa House.

Merece la pena.

craspedias

Mis doce tesoros Portugueses

english
Aunque no lo parezca ya hace dos semanas que hemos vuelto del calor, del sol y de los ratos muertos disfrutando sin hacer nada.

Nada más volver, como somos muy chulos, nos mudamos de casa y sólo hoy he conseguido finalmente montar la mesa del despacho y encender el ordenador.

No era mi intención estar tanto tiempo desconectada, pero ya se sabe, Cosas que Pasan.

Para inaugurar la vuelta, os traigo mis doce tesoros portugueses. Jackie los propuso como un juego para mostrar de una manera diferente el lugar en el que pasabas el mes de Julio y aquí os traigo los míos.


El primer tesoro era un puesto de frutas y verduras. Paseando por el barrio lisboeta de Graça encontramos esta:


Tesoro 1: un puesto de frutas y verduras


Una frutería como las de antes, sólo con productos de temporada y con un tendero que conoce a la gente del barrio y que siempre pregunta por la familia. De las que me gustan a mí, vamos.

El segundo tesoro hablaba de encontrar un lugar favorito.

Podría hablaros de nuestro apartamento en Lisboa, de las calas desiertas en las que sólo se oía el rugido del mar y que compartíamos con otras dos sombrillas o enseñaros la hamaca colgada del árbol o los campos al atardecer bañados por el sol de la tarde.

Pero después de mucho pensar creo que nuestro lugar favorito era este:

Tesoro 2: un lugar favorito 

En el medio del campo Alentejano, colgada del árbol. El sueño de cualquier niño, incluso si no llegas a tener dos años y los escalones son gigantes para tu edad. Fue amor a primera vista y allí pasábamos un rato todas las tardes. Cantando, jugando o simplemente escuchando como en su media lengua nos explicaba como había ido el día. Felicidad en estado puro.

Si no lo supiérais ya,  con el tercer tesoro podríamos haber jugado a adivinar dónde hemos pasado las vacaciones.  Reflejados en la ventana, los azulejos típicos portugueses, a cada cual más bonito.


Tesoro 3: un reflejo

Y volvemos a los atardeceres en el Alentejo, porque el cuarto tesoro era un columpio.

Tesoro 4: Un columpio

Este era demasiado peligroso para que el peque subiera sólo, más que nada porque todo quiere hacerlo solo y nadie puede ayudarle, pero juntos, subíamos todos los días un poquito hasta tocar el cielo.

El quinto nos traslada a la noche Lisboeta, con el sonido del tranvía, el olor de las sardinas fritas y el tacto de la brisa fresca.

Tesoro 5: la noche 

El sexto era sencillo. Es verano, hace calor y siempre, siempre, apetece un helado. Curiosamente el momento no llegó nunca. Cuando nos apetecía estábamos en el medio de la nada y cuando pasamos enfrente de la heladería más famosa de Lisboa, Santini, Pol decidió que era el momento de bajar a toda mecha la cuesta.

A la vuelta, en medio del aeropuerto de Munich nos encontramos esta y ni corta, ni perezosa, saqué la cámara e hice click.

Tesoro 6: una heladería

Puedo prometer y prometo que rastree los suelos de todos los lugares que pisamos buscando el tesoro número 7, pero así como las paredes estaban llenas de graffitis, los suelos estaban limpios de dibujos, escritos y garabatos.

Esta fue nuestra dedicatoria personal a los paisajes portugueses, en los que dejamos un trocito de nuestro corazón.

tesoro 7 un dibujo en el suelo

Y de vuelta a Lisboa para encontrar el tesoro número 8: movimiento. Porque Lisboa es prisa y calma al mismo tiempo, sólo hace falta encontrar el momento.

tesoro 8: movimiento

 (Y si, está movidísma, pero no me llevé el trípode y siempre tenía un peque que quería ver lo que mami estaba haciendo)

Como la paz en la que encontramos el tesoro número 9:  libros.


9 tesoro: libros


Mientras Pol dormía la siesta a la sombra de un árbol, yo me dedicaba a subir y a bajar todas las escaleras por las que no podíamos pasar cargando con una silla y un niño. En una de ellas encontré mi tesoro. Una librería diminuta atestada de libros de arriba a abajo, tanto que los libros se extendían hasta la calle conquistándola.

Un sueño de lugar, os lo aseguro.

El décimo tesoro pedía un banco en el parque, pero no los encontramos. O sí, pero mientras corríamos arriba y abajo no había tiempo de fotografiar bancos y ni mucho menos interesantes para enseñároslos.

tesoro 10: un banco 
Este  lo encontramos mientras paseábamos sin rumbo por el barrio de Alfama, en Lisboa.  Estoy segura de que ha sido testigo de muchos secretos de alcoba, resultados de partido de fútbol y conversaciones pausadas a la fresca de la tarde. ¿No os parece lo mismo?

Y casi terminamos con las postales. Esos trozos de papel que nos muestran un trozo de ciudad. En blanco y negro o a todo color.

Postales

Yo os dejo por hoy a la sombra del doceavo tesoro: una sombrilla.


bajo la sombrilla

Pero esta vez prometo volver pronto y enseñaros poco a poco todo lo que hemos disfrutado.


Ah, por cierto, el sábado día 18 Pol cumple 2 años y pensamos celebrarlo por todo lo alto. ¡La ocasión lo merece!. Si veis que no aparezco, es que estoy construyendo coches.

¡Nos vemos!
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