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Uutela

Uno de los síntomas de que estamos muy adaptados a este país está en que seguimos a rajatabla la máxima: "si hay un rayo de sol, se sale a la calle".

Los inviernos se hacen tan largos y echas tanto de menos la luz del sol, que no importa que el sofá te llamé o tengas la casa patas arriba. Si hay sol, por poco que sea, es momento de hacer planes y salir a disfrutarlo como los lagartos.

El domingo, el sol estaba escondido detrás de las nubes, pero decidimos salir a estirar las piernas a uno de esos lugares comodín que visitamos una y otra vez, siempre que nos apetece naturaleza y no sabemos dónde ir: el Parque Natural de Uutela.


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Todavía me cuesta creer que puedas sentirte totalmente aislado del mundo a menos de 20 minutos del centro de Helsinki o saliendo en la última parada del metro.

arboles

Aunque no os lo creáis, por aquí sigue siendo invierno. Sólo los árboles de hoja caduca van vestidos y por las mañanas seguimos teniendo temperaturas de 1ºC.

Es verdad que el sol, que ya nos acompaña casi cada día, engaña mucho, pero pasear rodeados de árboles, con un paisaje salpicado por el verde musgo, es un alivio para la vista después de tantos meses de grises y blancos en el paisaje.

verde

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Prueba de que las ardillas andan por aquí.

Los pájaros migratorios ya llegaron y las ardillas campan a sus anchas, pero todavía no hay alimento para todos, así que es muy normal ver comederos improvisados para que puedan alimentarse hasta que la vida vuelva del todo por estas tierras.

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Pol disfrutó muchísimo. Los caminos no se han hecho para el alma libre, así que practicaba mountain bike por medio de los bosques, su padre corriendo detrás de él para evitar que terminara en el mar o se cayera por un terraplén.

enduro

A ratos dejaba la bici aparcada

bicicletas

y se dedicaba a trepar montañas o a buscar charcos o hielo dejado por la nieve.

escalando

Por supuesto no recorrimos muchos metros de los kilómetros y kilómetros que tiene el parque. A las dos horas de trepar, había hambre, sueño y mucho cansancio, así que desanduvimos nuestros pasos hasta el café Kampela.

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Allí no sentamos al sol, a calentarnos con una sopa de salmón y a observar la gente ir y venir hasta que el sueño nos pudo y nos volvimos a casa.

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La siguiente vez seguro que llegamos hasta los campos comunales, a la granja o al fuerte. O puede que nos bañemos en la playa o hagamos un picnic. ¡Quién sabe, el buen tiempo no ha hecho más que llegar!

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Parque Natural de Uutela
En Vuosaari, Helsinki
Se llega en metro, salida Vuosaari o en la línea 90K de autobuses


Días raros

Este ha sido un fin de semana raruno, de esos de dejar pasar de largo.

Todo empezó con mi disco duro negándose a funcionar. Toda nuestra historia en una cajita plateada que no se conecta al ordenador sin razón aparente, o motivo alguno.

Si alguna vez os habéis dicho voy a hacer un back-up, ya estáis corriendo a hacerlo. Si no os dejáis de repetir la frase, tengo que pasar más fotos a papel, mañana ya es tarde, empezar hoy.

surcando-los-mares


No creo que sea capaz de explicaros los sudores fríos que me caen de pensar que los señores informáticos no puedan rescatar esos trocitos de historia que me he entretenido en inmortalizar todos estos años.

Sé que nadie me quita mis vivencias, ni mis recuerdos, pero en esas fotos iban muchos de esos momentos cotidianos que te traen a la mente pequeñas cosas que la memoria olvida y que no quiero perder de ninguna manera.

El sábado nos despedimos de unos buenos amigos que siguen su camino lejos de estas tierras frías y una persona muy querida terminó el día en el hospital.

ponte-tu-el-gorro

Y hoy nos levantamos tristes, porque sabemos que hay personas que ya lo han vivido todo, o casi todo, que han sido felices y que han llegado a dónde están con la cabeza bien puesta y la alegría de vivir. Pero eso no hace más sencillo las despedidas, porque decir hasta luego ya duele, pero decir adios, eso ya son palabras mayores.

Y es en esos momentos, en los que los adultos nos metemos en nuestro mundo y nuestros problemas, es cuando los pequeños son los que toman las riendas y nos llevan de la mano al mundo de la felicidad, ese que está en las cosas pequeñitas.

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Esta mañana Pol, que sabía que papá estaba muy triste, llegó al salón con todos sus muñecos favoritos, le pidió que se sentara en el sofá, lo tapó con una manta, le colocó cerca al señor burro, al conejo, al tigre y a  Mic y le pidió que le pusiera sus dibujos favoritos. Y él se sentó a su lado, después de darle un beso y le dio la mano como queriendo decir que todo estaba bien y que no había nada de que preocuparse.

Y después le pidió que se subiera a su nuevo barco, desde el que quiere surcar los océanos de su habitación. Encontró mi gorro de paja del verano, que se convirtió en su sombrero pirata y fabricamos una bandera en un plis plas.


mi-bandera

Y ya no hubo penas. O sí, pero menos penas, porque a veces las mejores medicinas son aquellas que nos hacen sonreir.

Así que hoy os regalamos un poquito de la nuestra.

sonrisa

Hoy después de muchos días de dejarla de lado, cogí la cámara de nuevo. Hay muchos momentos cotidianos que recordar y si no puedo recuperar los antiguos, que al menos estos sean el comienzo de los nuevos.

Cruzar los dedos, eso sí.

Comer en Santorini


Durante nuestra estancia en Santorini conocimos a una familia de las islas Fidji que se quejaban de que en Santorini se comía muy mal comparado con las otras islas griegas.

Comer en Santorini
Nosotros, que venimos de un lugar dónde los alimentos frescos son la mitad del año un verdadero lujo, no podíamos entender a qué se referían, hasta que nos dimos cuenta de que, como en cualquier lugar turístico, las pizzas, las pastas y la comida congelada son la oferta de primera línea de playa o de las calles principales.

Estos son los lugares que os recomendamos de nuestra estancia en Santorini.

En Fira repetimos en la Taverna Elia. Estaba lejos de la zona más turística, al principio de una de las calles estrechas que serpenteaban al mar. El servicio era muy amable, tenían una terraza dónde corría el aire, mucho espacio para que Pol jugara y la comida estaba de 10.


Taverna Elia

En Oia, ese lugar que sale en todas las fotos cuando se habla de Santorini, sólo comimos pastel. Alguién me recomendó en facebook La Patisserie Melenio y Pol da fé que es un sitio para no perderse.

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Estaba leyendo un cuento y al principio se hacía el remolón, pero sólo le quedo chupar el plato. 

Las vistas no daban a la famosa caldera, pero eran igual de impresionantes y los helados y los pasteles estaban para chuparse los dedos.

Cuando visitamos Oia por segunda vez con la esperanza de no pillar las mismas hordas que al anochecer, bajamos a comer a la bahía de Amoudi porque nos habían recomendado la zona para comer pescado.

Amoudi bay santorini

La comida no estaba mala, pero sinceramente no era lo que nos habíamos esperado. Como muestra un botón: a Pol le ponían siempre de acompañamiento unas cuantas patatas fritas y sólo aquí fueron congeladas. La cantidad de comensales no era mayor que en otros lugares, así que supongo que sería efecto del turismo.

pescadores

Eso sí, merece la pena acercarse, darse un chapuzón a la entrada del puerto y tomar un aperitivo o una copa, mientras las barcas entran y salen.

En lo que a playas se refiere, comimos cerca de dos.

En Kamari, nos adentramos un poco hacía el pueblo y encontramos la Taverna Sellada. Sitio familiar y comida como dios manda, nada de pizzas, creps o calamares congelados.

taverna sellada

Y el día que estuvimos en Monolithos, decidimos aventurarnos por una carretera que parecía que no llevaba a ningún sitio que iba bordeando el mar. Al final del camino encontramos un chiringuito que merece ser recomendado, aunque sólo sea por lo solitario del lugar y por el rato calmado y agradable que pasamos allí.

Taverna Panos Santorini

La dueña, extranjera y probablemente casada con un griego, tenía un perro muy simpático que se hizo muy amigo de Pol. El pobre animal estaba muerto de calor, pero aguantaba pacientemente las llamadas del peque, que salía despavorido cada vez que finalmente se acercaba.

hoy-es-un-buen-dia-para-sonreir

Al otro lado de las ventanas, disfrutábamos del mar azul y de la calma de saber que no había nada mejor que hacer. Uno de esos momentos para recordar. Taverna Panos, anotarla por si tenéis la suerte de desviaros por allí.

azul

Y los dos restaurantes en nuestro top 10 los he dejado para el final. Ambos están en el interior de la isla, aunque eso no quita que tengan vistas al mar.

El primero está cerca del pueblo de Exo Gonia, en las montañas. Nosotros nos lo hubiéramos pasado si no hubiera sido porque al lado de una iglesia vimos aparcados muchos coches. No era hora de misa, la verdad, así que pensamos en la máxima: si hay muchos coches es que hay algo bueno y no nos equivocamos.

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La taberna se llama Metaxy Mas y os recomendamos reservar porque estaba a reventar en un día de diario. Platos pequeños para compartir y comida típica del interior de la isla. Delicioso.


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Y en el número 1, el restaurante Vanilia en Firostefani, uno de esos pueblos que no aparecen tanto en las guías, pero que debería tener un lugar privilegiado.

El restaurante se merecería un post entero, pero este ya se está haciendo eterno, así que os contaré que la comida era exquisita, con un pequeño toque de modernidad, pero sin salirse de la comida típica griega.

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La terraza era una belleza, llena de detalles por todas partes y con una vista que tampoco se quedaba atrás. Fue una de esas opciones segundonas, después de un par de intentos fallidos y una parada de emergencia por tener mucha hambre, que luego no puedes dejar de pensar que es una suerte que las cosas a veces no funcionen como tú las planeas.

detalles

Espero que hayáis llegado hasta el final y que nuestras recomendaciones os resulten tan agradables como nos resultaron a nosotros.

Por si os he abierto el apetito, os dejo con un poco de Tzatziki. ¡Qué aproveche!

tsalsiki

Pori, nuestra playa en Santorini

Aquí dónde nos veis no somos gente de playa. Será porque somos de tierra a dentro y aunque nos encanta el mar, pasear por la playa y darnos un buen chapuzón, nos aburre soberanamente pasarnos el día vuelta y vuelta debajo de una sombrilla.

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Kamari Beach - Monolithos

Por eso no nos molestó no encontrar playas de arena blanca en Santorini, aunque teniendo en cuenta su origen volcánico, la verdad es que no era para menos.

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Red Beach, un enclave precioso de acceso complicado con niños saltarines.
Estaba a reventar y la música tecno se oía casi en España. Una pena, al menos por nuestra parte.

Por las mañanas, después de un buen desayuno y dado que Lorenzo pegaba de mala manera, cogíamos el coche y nos dedicábamos a buscar lugares donde darnos un baño, jugar un poco con la "arena" y disfrutar del dulce far niente, que es una de las cosas de las que están hechas las vacaciones.

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Playa de Almira. 
De la playa no, pero del chiringuito ya os hablo otro día.

Recorrimos toda la isla, visitamos todas las playas a las que se podía llegar por medio terrestre y si tuviéramos que elegir, nos quedaríamos con aquellas apartadas, dónde prácticamente no había nadie.

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Playa de Vlyhada. 
Larga, sin gente, aunque un poco alejada de bares, chiringuitos y esas cosas que busca parte de la civilización.

Pero nosotros nos quedamos con la playa de Pori.

La encontramos un día al atardecer, íbamos a ver meterse el sol desde un faro ubicado en una punta de la isla y vimos el cartel al pasar por la carretera. Pensamos acercarnos para darnos un chapuzón rápido y nos desviamos por una carretera de tierra, todo curvas y pendiente, de esas que si hubiera sido posible, nos hubiéramos dado la vuelta.

playa-pori-1Pero estaba allí, al final del camino. Una playa de piedras entre acantilados con un pequeño bar familiar a la entrada, como queriendo explicar que hasta allí también llegaba la civilización.

Después de salir de los pueblos atestados de gente era como llegar a Marte, un planeta rojo y aislado pero con los colores más azules que uno se puede imaginar.

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Nos pasamos un rato disfrutando del tiempo, cada uno a los suyo, sabiendo que era uno de esos momentos perfectos que ocurren muy de vez en cuando. Esos instantes en los tú te paras con el tiempo y que no hay nada mejor que dejarse llevar.

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Cuando casi ya se había ido el sol, decidimos seguir nuestro camino.

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Ya no se nos hizo tan largo, ni tan peligroso, así que nos dedicamos a disfrutar del paisaje agreste y de los campos de cultivo, hasta que al final del camino, cuando ya no se podía seguir más allá, nos sentamos a despedir del todo al sol.

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Adios señor sol, adios.

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Un apartamento en Santorini

Últimamente parecemos un blog de viajes, siempre recomendando hoteles y apartamentos, pero tengo tantas cosas en la recámara que contaros, sitios que merece la pena no perderse, que espero no os importe que últimamente Helsinki esté un poco apartado, que no dejado y que no dejemos de viajar retrospectivamente por el mundo.

Hoy vamos a volar con la imaginación a las islas griegas, vamos a dejarnos inundar por la luz y a sentarnos a admirar los azules más bonitos que he visto en mi vida.

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Voy a empezar por Santorini, una isla que dicen que nació de la desaparición de otra y que es uno de esos sitios que merece la pena visitar al menos una vez en la vida.

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Oia, un pueblo precioso, pero inundado por el turismo.

No os voy a negar algo. La mano del hombre se ha excedido un poco más de mucho y es un lugar tan sumamente turístico que a veces cuesta encontrar un sitio que recuerde que fue un regalo de los dioses.

Nosotros, que somos más de lugares recónditos, de calma y tranquilidad, de conversar con los lugareños y de dejar pasar el tiempo con la mente en blanco, nos encontramos con una isla llena de gente con pantalones cortos, torsos quemados por el sol y prisa, mucha prisa.

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Por eso os recomiendo visitarla fuera de los meses de Julio y Agosto y si la playa no es algo que os resulte obligatorio, supongo que en Abril, Mayo u Octubre debe ser un verdadero paraíso.

Empezaré por recomendaros los apartamentos en los que tuvimos la suerte de alojarnos. A veces todavía quedan sitios que creías totalmente extinguidos. Lugares regentados por una familia y no por una cadena hotelera, sitios austeros pero limpios y con encanto, dónde el tiempo se detiene y los atardeceres son inolvidables.

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Os presento los apartamentos Caldera Butterfly Villas. No os esperéis diseño, animadores infantiles o cócteles al lado de la piscina, pero sí un ambiente familiar, unos dueños súper amables y el mejor lugar que pudimos soñar.

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Está ubicado en la carretera que lleva a Fira, alineado con otros muchos hoteles que miran a la caldera. Santorini no es la isla de la privacidad o de los hoteles perdidos, al menos no a precios de personas con un trabajo convencional, pero al menos en este sitio, en la mayoría de las ocasiones, si tienes la posibilidad de sentir que estás aislado del mundanal ruido.

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Son mini apartamentos ubicados a diferentes alturas con lo básico para pasar unos días en calma, perfecto si vas con niños o si no quieres pasarte todos los días de restaurante en restaurante. La cocina es un poco minúscula, pero teniendo en cuenta que no vas a preparar muchas mousakkas y sí muchas ensaladas, no me pareció un inconveniente en ningún momento.

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Además nada más cruzar la carretera hay una panadería en la que te comerías lo que te pusieran y un poco más arriba un sitio de cosas a la brasa que te lo preparan todo para montarte un banquete en la terraza de tu apartamento. ¡Delicioso!

Sus vistas eran paz para el alma, daba igual a la hora que miraras, siempre te dejaban sin aliento y con ganas de perder la vista para siempre entre sus aguas.

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Y si bien es cierto que yo me pasaba algunos ratos redecorándolo con la mente (cortinas de blonda, colchas blancas, cuadros fuera,...) el sitio es tan auténtico y tan lleno de detalles que me daría muchísima pena si un día terminara desapareciendo absorvido por esas cadenas con estilo estereotipado, pero sin el alma y la calidez que encontramos allí.

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Lo dicho, uno de esos sitios que merece conocerse por el boca a boca, así que así como nos lo recomendaron a nosotros, nosotros os lo recomendamos a vosotros.

Si os decidís a ir, saludad a Margarita de nuestra parte. Ella os hará la estancia muy agradable, interesándose por vuestra vida en castellano y sobre todo asegurándose de que no os falta nada de nada.

cielos de santorini





Apartamentos Caldera Butterfly Villas
Fira 847
Santorini Greece


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