Mañana entramos en la semana 34. Sólo 6 semanas de cuenta atrás.
Poco a poco nos vamos dando cuenta de que Pol ya casi está aquí.
Tenemos la casa patas arriba en proceso de cambio: más estanterías en el salón, la mesa del despacho en nuestro dormitorio y el antiguo despacho desaparecido y empezando a parecerse a lo que queremos sea su futura habitación. (No hay fotos porque ahora se parece más a un campo de batalla que a una habitación de bebé)
Poco a poco nos vamos dando cuenta de que Pol ya casi está aquí.
Nosotros no vamos a aumentar tanto la familia, pero por algo se empieza.
Tenemos la casa patas arriba en proceso de cambio: más estanterías en el salón, la mesa del despacho en nuestro dormitorio y el antiguo despacho desaparecido y empezando a parecerse a lo que queremos sea su futura habitación. (No hay fotos porque ahora se parece más a un campo de batalla que a una habitación de bebé)
También nos estamos preparando para el momento P. O más bien para las horas P.
Caminando hacia el momento P. La foto la sacamos hoy. Por detrás no se nota mi tremendo barrigón.
En Finlandia, como en otros muchos paises del mundo también existen clases de preparación al parto. De esas que te enseñan a respirar, te sugieren posturas y ejercicios previos y recomiendan al "parteneire" como ayudar a la sufriente mamá. (Las fotos del link, del propio hospital)
Eso no es noticia, lo sé. Pero, ¿qué me decís de las visitas guiadas?
Para empezar, en Finlandia sólo se puede dar a luz en un hospital público. Bueno y en tu casa (si, eso también entra por la seguridad social aunque parezca mentira).
Vamos, que lo único que no es posible es parir en un hospital privado. No es que nosotros lo hubieramos elegido en caso de ser posible, sólo es un hecho más de como funciona la sanidad aquí.
Durante el embarazo, la matrona te explica los pros y los contras de todos los hospitales que hay y cada uno elige el que prefiere. Y si, sigue siendo el hospital público.
Y cuando te vas aproximando al momento, el hospital te ofrece un tour por el mismo para que no llegues el día P "más perdido que una piraña en un bidé."
Te explican dónde tienes que llamar, por dónde tienes que entrar y sobre todo cuando tienes que llegar: al hospital se llegá directamente a dar a luz, no hay habitación previa de espera. (Para los entendidos y expertos en el tema, con menos de 3 cm te mandan a casa, como en el Parchís)
Y eso no es todo. También te explican todas las posibilidades que existen de dar a luz: que si en una bañera, que si sentada en un taburete, que si mil y una posturas en la cama. Te explican los métodos de reducción del dolor. Naturales y artificiales: que si el gas de la risa, que si inyecciones intramusculares, que si la epidural,...
Todo eso te lo explica una matrona con voz dulce, súper amable, que te tranquiliza de tal manera que piensas que va a ser un paseo. Y gracias a dios en inglés.
Con un paseo con vistas como estas me conformo.
Salimos encantados. No sólo porque nos habían explicado todo paso a paso, como para tontitos (necesario si es la primera vez que te pasa y sabes que llegado el momento se te habrá olvidado hasta como te llamas y dónde has dejado las llaves del coche), sino porque nos sentimos involucrados en el proceso. "Nosotras parimos, nosotros decidimos"
Veremos cómo se nos da cuando llege el momento. Por ahora me quedo con uno de los consejos que nos dieron sobre lo que no te puedes olvidar cuando vayas al hospital: "la cámara de fotos."
No sólo te cuidan y te guían durante todo el proceso, sino que cuando todo termina, cuando ya paso el dolor y todo son lágrimas de alegría y felicidad sin límite, ellas mismas se ofrecen para inmortalizar a la nueva familia: la nuestra.