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Ice Age
Y llegó. El deshielo, me refiero.
Bajaron un poco las temperaturas y llegó la lluvia y con ellas aumentaron de forma exponencial las posibilidades de romperse la crisma.
En este país se puede morir (o al menos resultar dolorosamente herido) de dos formas posibles en este estado climático:
Bajaron un poco las temperaturas y llegó la lluvia y con ellas aumentaron de forma exponencial las posibilidades de romperse la crisma.
En este país se puede morir (o al menos resultar dolorosamente herido) de dos formas posibles en este estado climático:
- Mediante la técnica de "Me resbalooooooo", o
- La de me cae un bloque de nieve encima.
Existe una tercera, pero no llega a la categoría de peligrosidad de las anteriores. Esa la clasifico en "Me cagüen la gota, que fría estaba y cómo habrá conseguido llegar a mi espalda. ¡Si voy forrado!" (supongo que no es necesaria la explicación)
Pero los finlandeses, tíos muy listos, tienen un remedio para evitar al máximo ambos peligros.
En el primer caso existen unos frenos para los zapatos (he buscado una foto en google sin resultado), pero existir, existen y parece ser que son como suelas metálicas que se colocan por fuera del zapato.
Si no dispones de ellos (nuestro caso), hay que llevar las botas con más dibujo en la suela que tengas y andar muuuuuuuuy despacio.
Son válidas las botas katiuskas que en España llevaría mi sobrina de 4 años, pero que yo me agenciaré en cualquier momento (por su utilidad, por supuesto, no por el gusto de saltar en los charcos)
(La foto es tomada prestada de las recomendaciones de la Ragazza.)
Para el segundo, existen las vallas. Si, lo habéis leído bien. Los finlandeses ponen vallas para avisar dónde puede haber desprendimiento. El idiota que no las rodea, es eso, idiota y sufrirá el riesgo de quedar tonto de por vida después de recibir en su cabeza la caída de hielo o nieve desde una altura considerable.
Nosotros hasta ahora, seguimos con la cabeza encima de los hombros, eso sí nos hemos hecho la firme promesa de aprender a patinar (al menos si resbalamos, lo haremos con estilo).Pero los finlandeses, tíos muy listos, tienen un remedio para evitar al máximo ambos peligros.
En el primer caso existen unos frenos para los zapatos (he buscado una foto en google sin resultado), pero existir, existen y parece ser que son como suelas metálicas que se colocan por fuera del zapato.
Si no dispones de ellos (nuestro caso), hay que llevar las botas con más dibujo en la suela que tengas y andar muuuuuuuuy despacio.
Son válidas las botas katiuskas que en España llevaría mi sobrina de 4 años, pero que yo me agenciaré en cualquier momento (por su utilidad, por supuesto, no por el gusto de saltar en los charcos)
(La foto es tomada prestada de las recomendaciones de la Ragazza.)
Para el segundo, existen las vallas. Si, lo habéis leído bien. Los finlandeses ponen vallas para avisar dónde puede haber desprendimiento. El idiota que no las rodea, es eso, idiota y sufrirá el riesgo de quedar tonto de por vida después de recibir en su cabeza la caída de hielo o nieve desde una altura considerable.
(¿Dónde está la gente?)
Por cierto, hoy Jaume fue en coche a trabajar. Eso sí, tardó 30 minutos en quitar la nieve para poder salir con el coche.
Creo que me gusta la nieve, no sólo no sube mucho la temperatura y todo es muy blanco y muy bonito, sino que al final del invierno podré presumir de chico cachas ;)
Creo que me gusta la nieve, no sólo no sube mucho la temperatura y todo es muy blanco y muy bonito, sino que al final del invierno podré presumir de chico cachas ;)
Mi chico es un machote.
Esta mañana ha bajado a la calle cargado con esto
y dispuesto, como muchachote que es, a ir en coche a trabajar.
Para los incrédulos, SI, el lunes lo conseguimos.
Sólo que después de quitar la nieve al coche y moverlo ligeramente de posición (con ayuda de dos buenos samaritanos), nos dimos cuenta de que si lo sacábamos no íbamos a poderlo aparcar de nuevo, así que retratamos el momento y nos volvimos a casa más contentos que un ocho.
Para los que crean que somos unos miedicas voy a exponer unas cuantas pruebas para que os hagáis la pregunta de, ¿podría yo hombre (o mujer) de ciudad en mi primer encuentro con tamaño aluvión de nieve hacer algo diferente? Los que estáis un poco pirados, absteneros de preguntároslo.
Pongámonos en situación. Cuando bajamos a la calle, el coche estaba así:
Así que ni de coña podíamos emprender tamaña operación sin una pala. Empezamos la infructuosa búsqueda bajo el temporal para volver a casa con las manos vacías, los abrigos empapados (necesitamos una buena inversión en ropa impermeable) y habiendo tragado nieve por un tubo.
Nada, a pesar de que en Helsinki todo el mundo debería estar preparado para el invierno, debe haber muchos "pringaos" como nosotros que se acuerdan de la pala en el último momento.
Pero la operación no podía terminar tan rápido. No podíamos dejar de pensar que si helaba iba a ser más difícil quitar el hielo y mucho menos reconocer nuestra derrota, así que, ya de "mojados" al río.
"Tomamos prestada" una escoba de nuestro patio de luces y así pertrechados la operación concluyo como sigue:
Es decir Exitosa.
Y cansados y contentos dejamos la calle así:
y nos preparamos unos buenos huevos fritos :).
y dispuesto, como muchachote que es, a ir en coche a trabajar.
Para los incrédulos, SI, el lunes lo conseguimos.
Sólo que después de quitar la nieve al coche y moverlo ligeramente de posición (con ayuda de dos buenos samaritanos), nos dimos cuenta de que si lo sacábamos no íbamos a poderlo aparcar de nuevo, así que retratamos el momento y nos volvimos a casa más contentos que un ocho.
Para los que crean que somos unos miedicas voy a exponer unas cuantas pruebas para que os hagáis la pregunta de, ¿podría yo hombre (o mujer) de ciudad en mi primer encuentro con tamaño aluvión de nieve hacer algo diferente? Los que estáis un poco pirados, absteneros de preguntároslo.
Pongámonos en situación. Cuando bajamos a la calle, el coche estaba así:
Así que ni de coña podíamos emprender tamaña operación sin una pala. Empezamos la infructuosa búsqueda bajo el temporal para volver a casa con las manos vacías, los abrigos empapados (necesitamos una buena inversión en ropa impermeable) y habiendo tragado nieve por un tubo.
Nada, a pesar de que en Helsinki todo el mundo debería estar preparado para el invierno, debe haber muchos "pringaos" como nosotros que se acuerdan de la pala en el último momento.
Pero la operación no podía terminar tan rápido. No podíamos dejar de pensar que si helaba iba a ser más difícil quitar el hielo y mucho menos reconocer nuestra derrota, así que, ya de "mojados" al río.
"Tomamos prestada" una escoba de nuestro patio de luces y así pertrechados la operación concluyo como sigue:
Es decir Exitosa.
Y cansados y contentos dejamos la calle así:
y nos preparamos unos buenos huevos fritos :).
Y llegó la nieve
Después de un año en Finlandia todavía no habíamos visto una nevada de verdad. Creíamos que sí, hasta ayer.
Ayer todo empezó muy bonito, como otras veces. Esos copos tan grandes, tan blancos, que caían sobre los coches y empezaban a cuajar.
La gente iba muy abrigada y era divertido verlos por la calle, tapados hasta las cejas y caminando despacito y con cuidado de no caerse.
Pero siguió nevando, toda la mañana, toda la tarde. Nos fuimos a la cama y seguía nevando, la nieve cubría coches y aceras y Jaume empezó a preguntarse cómo sacaría el coche después de ver a dos patinando para intentar salir de dónde estaban aparcados.
A las 11, en un momento en el que paró un poco de nevar, apareció un señor con una pala enorme quitando la nieve de la acera y, ¡oh!, sorpresa, poniéndola en el arcén, al lado de los coches. Jaume temblaba.
Esta mañana me he levantado y seguía nevando. En la ventana hay unos 40 cm de nieve (y subiendo) y me estoy planteando la costumbre española de abrir todos los días la ventana para airear (esta vez, va a implicar una fregona de por medio).
La terraza de enfrente, o fumadero vecinal, está repletita de nieve, así que a lo mejor el vicio será relegado por hoy.
Y os preguntaréis que pasa en la calle. Pues en la calle, las aceras están limpias (más o menos) y la carretera también. Los coches y los peatones van despacio, pero la circulación es (casi) como cualquier día normal. (Vivimos en una calle muy transitada)
Pero, ¿y los arcenes? Los coches que estaban aparcados esta noche y que esta mañana nadie ha movido están hasta arriba de nieve y en los arcenes vacíos se acumulan montañitas de nieve.
Esta mañana, lo primero que hice, antes incluso de desayunar, fue llamar a Jaume, para que me contara de primera mano su aventura invernal. Estaba preocupada por la cantidad de nieve y el patinaje artístico que habíamos presenciado el día anterior.
Estad tranquilos, ha ido a trabajar en autobús y dice que el paisaje desde el asiento era precioso.
Parece ser que aparcamos al lado de la salida de un garaje, por lo que además de la nieve de las aceras, el coche tiene en su parte posterior toda la nieve del garaje.
Probablemente será muy fácil sacar el coche, pero, recordad, hasta ahora NO HABÍAMOS VISTO NEVAR DE VERDAD. Esta tarde vendrá pronto del trabajo y entre los dos buscaremos la forma de sacarlo de ahí, moverlo un poco y volverlo a aparcar de nuevo. Esperemos que eso haga más fácil su movimiento mañana por la mañana.
Y por supuesto, lo conseguiremos.
Ayer todo empezó muy bonito, como otras veces. Esos copos tan grandes, tan blancos, que caían sobre los coches y empezaban a cuajar.
La gente iba muy abrigada y era divertido verlos por la calle, tapados hasta las cejas y caminando despacito y con cuidado de no caerse.
Pero siguió nevando, toda la mañana, toda la tarde. Nos fuimos a la cama y seguía nevando, la nieve cubría coches y aceras y Jaume empezó a preguntarse cómo sacaría el coche después de ver a dos patinando para intentar salir de dónde estaban aparcados.
A las 11, en un momento en el que paró un poco de nevar, apareció un señor con una pala enorme quitando la nieve de la acera y, ¡oh!, sorpresa, poniéndola en el arcén, al lado de los coches. Jaume temblaba.
Esta mañana me he levantado y seguía nevando. En la ventana hay unos 40 cm de nieve (y subiendo) y me estoy planteando la costumbre española de abrir todos los días la ventana para airear (esta vez, va a implicar una fregona de por medio).
La terraza de enfrente, o fumadero vecinal, está repletita de nieve, así que a lo mejor el vicio será relegado por hoy.
Y os preguntaréis que pasa en la calle. Pues en la calle, las aceras están limpias (más o menos) y la carretera también. Los coches y los peatones van despacio, pero la circulación es (casi) como cualquier día normal. (Vivimos en una calle muy transitada)
Pero, ¿y los arcenes? Los coches que estaban aparcados esta noche y que esta mañana nadie ha movido están hasta arriba de nieve y en los arcenes vacíos se acumulan montañitas de nieve.
Esta mañana, lo primero que hice, antes incluso de desayunar, fue llamar a Jaume, para que me contara de primera mano su aventura invernal. Estaba preocupada por la cantidad de nieve y el patinaje artístico que habíamos presenciado el día anterior.
Estad tranquilos, ha ido a trabajar en autobús y dice que el paisaje desde el asiento era precioso.
Parece ser que aparcamos al lado de la salida de un garaje, por lo que además de la nieve de las aceras, el coche tiene en su parte posterior toda la nieve del garaje.
Probablemente será muy fácil sacar el coche, pero, recordad, hasta ahora NO HABÍAMOS VISTO NEVAR DE VERDAD. Esta tarde vendrá pronto del trabajo y entre los dos buscaremos la forma de sacarlo de ahí, moverlo un poco y volverlo a aparcar de nuevo. Esperemos que eso haga más fácil su movimiento mañana por la mañana.
Y por supuesto, lo conseguiremos.
Mientras tanto, sigue nevando.
Última anotación: Joulupukki (Papá Noel) llegó ayer a Helsinki. Más información en:
http://www.iltalehti.fi/helsinki/200811238633535_hi.shtml
http://www.iltalehti.fi/helsinki/200811238633535_hi.shtml
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