Yo elegí Mathildedal Ironworks por la pinta del hotelito. No sabía exactamente dónde estaba, ni lo que nos íbamos a encontrar, por eso fue una delicia triple cuando descubrimos que estaba localizado en un paraje precioso: cerca del mar, de lagos, de río y hasta de una montaña,
que estaba dentro de una antigua zona industrial recuperada con mucho encanto, rodeada de mucho verde y granjas,
y que el pueblo tenía el encanto de las zonas rurales finlandesas, tan difíciles de encontrar si no sabes dónde salirte de la carretera: casas de madera de colores, aire tranquilo y miles de detalles dónde mirar.
Pero no os lo voy a negar, el que más lo disfrutó fue Pol. Había cientos de sitios que explorar, que escalar, que perderse sin que mamá y papá tuvieran que estar todo el rato pendientes o decirle que por ahí no se podía ir.
Foto sacada con el móvil
Pasamos el sábado explorando los alrededores. Por supuesto no nos fuimos muy lejos, de cada 3 pasos desandábamos 2 y siempre era un buen momento para sentarse a mirar la forma de las nubes o mirar como subían las hormigas por los árboles.
Los tres nos llevamos un libro y cuando Pol decidía explorar, papá y mamá buscaban un sitio aparente dónde reanudar la lectura. No había prisa, sólo ganas de descansar.
Pero sin lugar a dudas, lo que más le gustó, aunque desde la distancia, fue ver a sus amigas las lamas.
En uno de sus dibujos animados favoritos sale una lama que se llama Linda y visitarla era una tarea importante y diaria. Su carita la primera vez que las vio es una de esas cosas que no tiene precio.
Los tres nos llevamos un libro y cuando Pol decidía explorar, papá y mamá buscaban un sitio aparente dónde reanudar la lectura. No había prisa, sólo ganas de descansar.
Foto sacada con el móvil
Pero sin lugar a dudas, lo que más le gustó, aunque desde la distancia, fue ver a sus amigas las lamas.
En uno de sus dibujos animados favoritos sale una lama que se llama Linda y visitarla era una tarea importante y diaria. Su carita la primera vez que las vio es una de esas cosas que no tiene precio.
Nos quedaron mil cosas por hacer, pero el domingo tuvimos que volver pronto a Helsinki. Pero si decidís acercaros, hay un montón de actividades para hacer, no sólo pasear tranquilamente.
En el puerto cercano se pueden hacer todas las actividades acuáticas que se os ocurran, hay una playa muy cerca y un bar dónde sentarte a dejar pasar el tiempo. Al menos dos parques naturales rodean la zona y hay un montón de rutas de trekking para disfrutar de la naturaleza.
También tienen muy cerquita un campo de golf y una montaña dónde practicar esquí en invierno y otras actividades cuando llega el buen tiempo.
Nosotros ya nos lo hemos anotado para pasar allí San Juán. Parece que tienen verbenas, picnics, hogueras y varias competiciones dignas de ver. Pero eso ya será el año que viene, cuando seamos una familia de 4.
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