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Punainen tupa ja perunamaa


, o lo que es lo mismo, una casa de campo roja y un huerto de patatas. Esa, parece ser la casa típica soñada del finlandés.

Por eso, ahora entiendo la elección de color de esta casa:

Esta casa es un museo en el centro de Helsinki.

de esta otra:


La foto está sacada desde el lago helado.
Todo lo que se ve al fondo pertenece a una misma familia: la casa, la sauna, el invernadero, el embarcadero,..... TODO AL ROJO


o de todo un pueblo:

Porvoo, a unos 50 km de Helsinki


Para una ciudad que consideraba gris, triste y aburrida cuando llegué, hay que reconocer que si te fijas con un poco de atención puedes encontrar casi todos los colores del arco iris.




Este mes, el mes del AMOR, yo buscaba ROJO para mi grupo de fotografía "Yo también".

Esto es una pequeña muestra de lo que he encontrado:



Para ver más, o dar una vuelta al mundo "in RED" podéis pinchar aquí (Rojo-Red) o aquí (Yo también. Febrero: Rojo en tu ciudad)

Si queréis ver más historias en Rojo, Jackie publicará en breve todos los enlaces a los miembros del grupo. Pasaros por allí.

¡Feliz fin de semana en ROJO! (¿No es el color del amor?)





Ya que soñar es gratis,....


Entre el centro y el mar se encuentra el barrio de Eira.

Un barrio lleno de casas bajas, parques, edificios de colores y tiendas de antigüedades.




Cómo no, es uno de nuestros destinos favoritos cuando hace sol y no nos apetece coger el coche para salir de la ciudad.

Dar una vuelta, tomar un café, mirar los escaparates llenos de cosas bonitas y elegir una casa son algunas de nuestras actividades favoritas.




Si, lo habéis entendido bien. Yo soy de esas que voy por la calle imaginando que dirán las parejas o qué pensará la gente, hacía dónde encaminaran sus pasos o de dónde han venido. Así que lo de elegir una casa, imaginar cómo es por dentro y soñar como sería mi vida dentro, es de lo más habitual.


Esta es la elegida:



Tiene una entrada preciosa y un enorme jardín.

El dibujo de abajo a la derecha es el mosaico de entrada a la casa.


Y además, justo enfrente está uno de mis parques favoritos. Pequeño y lleno de flores en verano.


Ya os había hablado de él aquí.

¡Qué increíble sería vivir aquí! Con una biblioteca en la torre y un pequeño invernadero en el jardín. ¡Y esas vistas!!!


Mi chico no está tan "pirado" cómo yo, pero ya se sabe lo que es la "envidia", así que si yo tengo casa favorita, él también.

Estoy segura que no es exactamente la casa de sus sueños, (él la prefiere minimalista, moderna y probablemente con paredes de cristal), pero tampoco está nada mal.

Se llama "Villa Ensi", está frente al mar y esta es su entrada




Aquí tenéis algunas vistas de la casa:




Para mi gusto es demasiado grande, aunque el observatorio de la planta de arriba parece un sitio perfecto para mirar las estrellas.

Y a un paso de las dos casas, el mar.



Sería estupendo vivir allí y disfrutar cada día de atardeceres como estos





Estoy encantada con mi casita. Pero soñar es gratis y entretiene bastante más que ver la tele.

¿Cuál es vuestra favorita?





Dedicado a mis amigas de "Yo también", que comparten mi casa favorita.

El placer de recibir


Me encanta internet. Esta pequeña ventana al mundo que te permite acercarte y conocer otras ideas, otras gentes, otros paisajes sin moverte de la comodidad de tu salón.

Pero echo enormemente de menos la comunicación a la antigua. Esas llamadas de teléfono cuando nadie tenía móvil y tus amigas (o tu novio de entonces) te llamaban a casa. Tu padre diciendo "es para ti" y tú, desde la intimidad de tu habitación, escuchabas esa frase de "¿Qué tendrán que contarse? ¡Si llegó a casa hace 10 minutos!!!!"


Imagen de "Pillow talk" tomada de discodefilme.blogspot.com

Esas cabinas de la época de estudiante (y no tan estudiante) en las que te gastabas una fortuna para poder hablar sin parar, para sentirte más cerca de la persona al otro lado del hilo.


Imagen de "Dos en la carretera" tomada del blog Le Sceptique


Pero mis preferidas, sin lugar a duda, eran las cartas.

El llegar a casa, abrir el buzón y encontrar un sobre a tu nombre era, indudablemente, uno de los mejores momentos del día.

Por supuesto, este no es ni mi buzón actual, ni el de casa de mis padres, pero me encanta.


Aún guardo en casa de mis padres una caja grande llenas de ellas: de amigos, de amores, de historias,... Abrirla es cómo abrir una ventana a la magia, a la misma magia que había entonces, cuando las leía por primera vez.

No he dejado de escribirlas, aunque raramente las envío, pero me pacifica, me aclara la mente ver mis pensamientos, mis sentimientos e ideas plasmados en un papel.

Por eso, hoy, cuando entre las facturas y la propaganda encontré esto:





,dejé todo lo que estaba haciendo para disfrutar del placer de abrirla con calma, de leerla.


Ariadna, era todo lo que esperaba y mucho más. Poesía y arte todo en uno.





Gracias internet por ayudarme a encontrar gente tan especial.


Gracias Ariadna por recordarme que la tecnología nunca podrá sustituir lo que he sentido al abrir tu sobre.



Y a los demás, os recomiendo que visitéis el mágico mundo de "Club Azul "y que cuando tengáis un rato os acerquéis a la librería o a la biblioteca y que disfrutéis de "El libro de los abrazos", del uruguayo Eduardo Galeano.

La historia del "Sucedidos/2" es la que Ariadna ha compartido conmigo y a mí me gustaría compartirla con vosotros.


Un abrazo y muchas cartas para todos.

P.d.- Hoy el correo me trajo regalo doble. Junto a la carta llegó un paquete, pero eso es otra historia y os lo contaré en otra ocasión. :)

Al sol que más calienta


Tengo que reconoceros que tengo un poco de complejo "hombre del tiempo".

Mis idas y venidas se ven regidas por el astro rey, cual campesino en época de mis bisabuelos y me duele sucumbir a tamaña tiranía, pero es lo que hay.

No sé lo que pensáis vosotros, pero en estos momentos en que las máximas no llegan a los 5 bajo cero, si encima no sale el sol, no hay quién me saque de casa. (Ya sé que en Canada, Rusia o el norte de Finlandia es lo habitual, pero llevaba demasiado tiempo viviendo en el área Mediterránea)

Menos mal que últimamente se digna más a aparecer y, aunque os juro que en exposiciones prolongadas dejo de sentir las manos y mis orejas duelen cómo si estuvieran a punto de caerse, no dejo de pensar en la suerte que tengo por poder disfrutar de paisajes como estos:





Si, por si lo estáis pensando eso blanco es el MAR y, por increíble que parezca está totalmente helado.

Este domingo estaba lleno de familias paseando hasta las islas, patinadores y esquiadores. Y si, de nuevo me refiero al MAR.

¡Hasta los perros caminaban sin miedo por el hielo!



Este barco verde es un rompehielos. Su función está clara, creo yo, y en este caso abría camino al barco que llega a la isla de Suomelinna.


En esta isla viven unas 900 personas y es uno de los lugares preferidos de los helsinguinos para hacer un picinic o bañarse en el mar.

(Helsinguino, gentilicio de Helsinki según Wikipedia.)

Para mi gusto, a 10 grados bajo cero no hace tiempo para un picnic y mucho menos para bañarse en el mar.

Sin embargo, está claro que ellos no opinan lo mismo y, aunque del baño hablaremos otro día, os dejo con la gente que disfrutaba de su cafecito al sol que no calienta.




¿Os hace un paseito en barca?

Quién no se anima es porque no quiere

Ayer nevó y hoy salió el sol. No os tengo ni que contar que con el solecito me lanzé a la calle.

No hubo magia otra vez, al menos no la encontré, pero si sonrisas, porque quién no se anima es porque no quiere y el arte se ve gratis en cualquier parte.

Y si no juzgarlo vosotros mismos:

Coche 1:

Coche 2:



Coche 3:




Feliz San Valentín para los que lo celebren.




Nosotros nos vamos de cena a casa de unos amigos. De regalito una botella de vino español y unos cocos.



La receta aquí. Se hacen en 10 minutos y no sabéis lo buenos que están.



A veces pasa


Te levantas por la mañana y hace sol. Hay trabajadores en las calles picando el hielo de los desagües y golpeando las cañerías.

Hay que ayudar al agua del deshielo para que no caiga sobre los pobres transeúntes

Sales de casa, totalmente despistada, pensando en lo maravilloso que es el sol y en la poca importancia que le habías dado hasta ahora y, llegando a la biblioteca, te encuentras con esto:



Una sonrisa, carnet nuevo, un par de libros y esta vista desde la ventana de la última planta.




Vuelves a casa con unas flores, las más sencillas de la tienda. Pero te fijas de cerca y ya no opinas lo mismo.




Sales por la tarde a cazar rojos.


Para mi grupo de fotografía "Yo también"



Paseas por el parque disfrutando del sol y de repente entre la nieve aparece esto:




Soy curiosa por naturaleza, así que me acerco. Junto al tulipán hay un sobre azul. Alguien ya lo ha abierto. Miro dentro:




"Dont't be afraid. You're not alone. Really. It's okay"
(No tengas miedo. No estás sólo. De verdad. Todo está bien)

¿Será para mí? ¿Serán mensajes para alguien más? ¿Será una nota para la persona de la lápida?

Con esas preguntas en mi cabeza dejo el parque. No quiero mirar los otros mensajes. Quiero que haya más gente que los disfrute.

Sigo paseando. Los niños disfrutan de la nieve, las nubes juegan con el azul del cielo, las grúas se reflejan en el hielo.



Vuelvo a casa. El sol se despide de mí.



¡Hasta mañana, Sr. Sol! ¿Volverá mañana? Siempre que me visita mi día se vuelve mágico.


Llega la noche. ¿Será esta su respuesta?


Visita al reino de la Magia.

Con tanta nieve y tan poca luz, los días de sol son auténticos regalos que uno no puede desperdiciar.

Esta semana hemos tenido la gran suerte de poder disfrutar durante TRES días del azul del cielo. Algo adictivo que me tiene actualmente con síndrome de Estocolmo.

El sábado nos acercamos hasta Uutela, un parque natural en el mismo Helsinki. A pesar del frío, hacía una temperatura de 12 grados bajo cero, disfrutamos de un paseo realmente mágico.

Las ramas de los árboles, congeladas por el frío, parecían de cristal.

Fijaros en el brillo de la nieve. ¿No es mágico?


Los arbustos estaban cubiertos por "pelusilla" helada o por auténticas estrellas.


Perdonar por la calidad de las fotos. Sigo sin trípode y a esas temperaturas mi pulso no mejora.


Y a veces, cuando había un poco de viento que movía las copas de los árboles, caía un polvillo blanco, casi mágico, que con el reflejo del sol se llenaba de colores.

El campo, que en el resto de las estaciones debe estar lleno de pequeños huertecillos, esperaba dormido el regreso de la primavera para volverse a llenar de vida.



Y el mar, totalmente helado, parecía un espejo para el sol, que debió de verse tan favorecido que decidió aguantar el frío durante unos "diíllas" más.





Pequeñas muestras de incursiones no humanas en el mar.






Los finlandeses terminan estos paseos asando salchichas y metiéndose unos chupitos alcohólicos entre pecho y espalda.


Foto de lejos, si señor.
Con la cantidad de bebidas que había en la mesa cualquiera se hace notar como paparazzi.

Nosotros no íbamos preparados para la ocasión y, aunque del tema alcohólico a esas horas de la mañana pasamos totalmente, si nos acercamos hasta el mercado de Hakaniemi para proveernos de unas salchichas para la comida.


El frío no perdona y todos los puestos están cubiertos de plástico.
¡Menudo frío trabajar allí!


Coronado de un cafecito en mi cafetería favorita por la tarde.



Un día mágico.


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