No sé si lo sabíais, pero Japón tiene una amplia colección de "lo más".
La cuchara de arroz más grande, el templo más grande, la torre más alta, el Buda más grande.
Casi no había lugar que visitáramos que no tuviera según la guía "lo más" del país o incluso del mundo entero.
Una de nuestras primeras visitas con base en Tokyo, fué Kamakura, que no tiene el Buda más grande de Japón, pero casi.
Fuimos en Domingo y pudimos disfrutar de las dos caras de la moneda.
La cruz, estaba a reventar.
Ibamos detrás de la masa de japoneses con día de fiesta disfrutando de este Otoño.
No puedo reprochárselo. El día era una maravilla, pero fué nuestro primer baño de fotógrafos en masa y os puedo asegurar que era toda una experiencia. (Si uno hacía una foto, todos iban detrás a imitarle, aunque la foto fuera de una piedra en el camino)
La cara, coincidió con el día de la bendición de los niños y nos encontramos con estas maravillas.
¿Os habéis fijado en Papá Noel? Estaba ahí detrás.
Ver a ese hombre fué sin duda como una especie de flash-back, una incongruencia en el tiempo y el espacio.
No sólo eso, sino que había una boda.
Fué un día redondo. Tan redondo, que nos sentimos como niños y nos comimos un sano chupachups (una uva pinchada en un palo y caramelizada)
El día no terminó ahí, todavía hay mucho más, pero por ahora os dejó con la imagén del segundo Buda más grande de Japón, por si no os quedó claro, que grande, es un rato.