Contando los días

La Navidad es sin duda una de mis épocas favoritas del año.

Me encanta todo lo que la rodea y lo que conlleva: las fiestas, las luces, las decoraciones, los regalos, las ilusiones y las emociones, pero sobre todo, me encanta volver a reunirme con la familia.

A pesar de todos los años que llevo viviendo fuera de mi tierra, nunca había estado tanto tiempo sin volver.

La última vez me fuí siendo dos en una y ahora volvemos cada uno por separado. (Es increíble pensar que en todo este tiempo de ausencia, mi familia tiene dos miembros nuevos que todavía no se conocen entre ellos.)

Mientras termina de llegar y ya que seguimos teniendo un maravilloso y helado invierno, trato de entretenerme con otras cosas.

No siempre tengo la suerte de que la acera esté tan limpia como esta. Os aseguro que ir con el cochecito del niño por la nieve, es parecido a llevarlo por la arena de la playa. Cachas, que voy a terminar al final del invierno.

Como un calendario de adviento. Una foto por día, hasta el día 24. Eso sí, todas de interior que no está el tiempo para pasarse mucho tiempo a la intemperie con Pol (aunque ganas de salir, no nos faltan).

Aspecto del parque de la vuelta de mi casa. Cualquiera sale a pasear el perro.

Aquí os dejo una pequeña muestra de como está quedando:

1. Estas Navidades (1/24), 2. ¿Y dices que ya llega la Navidad? (2/24), 3. Navidad en el centro comercial (3/24), 4. Estrellas (4/24), 5. Nuestro calendario de adviento (5/24), 6. Deseando lo mejor (6/24), 7. Planificando la cena (7/24), 8. Tiempo de regalar. Con esto, .... (8/24), 9. Tiempo de cristal, de brillos (9/24), 10. Si fuera un color, sería rojo (10/24), 11. Montando el árbol (11/24), 12. Preparar (12/24), 13. La luz frente a la oscuridad (13/24), 14. El árbol (14/24), 15. Mi primer regalo navideño (15/24)

Mientras tanto seguiremos esperando temperaturas mejores y contando los días para llegar a casa.

Esto prueba el dicho de que "las bicicletas son para el verano". Aunque por aquí hay mucho loco que también las usa en invierno.

Por si no vuelvo a pasar por aquí antes de que termine el año, aprovechamos para desearos una feliz Navidad y un próspero año nuevo.

Y para ver más deseos a través de 3 miradas, os invito a pasaros por aquí: "1 imagen, 3 miradas"


Disfrutar de las fiestas, con la familia, con los amigos o con las personas con las que queráis compartirlas.

¡Hasta el 2011!

Desde dentro

No, no decidí dejarlo. Tampoco desaparecí y si, si, por aquí seguimos muy felices.

El motivo de mi larga ausencia es que con el frío, se redujeron las salidas de casa y, aunque ni de lejos tengo una vida aburrida, contaros nuestras hazañas y progresos a lo mejor os resulta un pelín aburrido.

Pero, ¡ea!, esto nació para contar las "Cosas que pasan en Helsinki" y esto es lo que está pasando ahora mismo, así que durante este tiempo de bajas temperaturas se reducirán los paisajes externos y aumentaran los internos, que espero que, por parecidos, no resulten aburridos.

A principio de Noviembre la cosa no pintaba tan mal. Hacía frío, pero el sol nos sorprendía de vez en cuando y merecía la pena salir a pasear.

Pero entonces llegó la nieve y las bajas temperaturas.

Y la verdad, a máximas de -10ºC y mínimas de -16ºC y con un bebé de tres meses y medio, las salidas se han vuelto un poco más restringidas.

Mientras tanto todos nos hemos puesto a aprender cosas nuevas y, la verdad, el tiempo se nos pasa volando.

Y sino, echar un vistazo.

A veces nos echamos una siestita, no creaís.

Y luego vuelta a empezar.

Y en sus ratos libres, mamá, o sea yo, comienza nuevos proyectos.

Os invito a pasaros por "1 Imagen, 3 miradas". Un blog fotográfico dónde tres amigas aportamos nuestra particular visión de un tema compartido.

Para comenzar esta nueva andadura fotografiamos pies. Estos son los míos:

¿No os apetece pasar a ver más?

Pues eso, bienvenidos: "1imagen, 3 miradas"

Terminó el Otoño

Terminó el Otoño.

Quizás no haya llegado el día del año que marca el comienzo del invierno, pero se fueron los colores y llegaron los días grises y fríos y el comienzo de la nieve.

Ahora ya no apetece sentarse al sol a ver pasar las horas, sino quedarse en casa viendo pasar la vida por la ventana.

Aunque tengo que reconocer que ahora estoy más entretenida con lo que ocurre de puertas adentro.

Hasta pronto colores, ya os echamos de menos.

Por primera vez

El fin de semana pasado, Pol pasó su primera noche fuera de Helsinki.

El virus del viajero que habita en nosotros llevaba demasiado tiempo reprimido, así que decidimos pasar el fin de semana en la que por ahora es mi ciudad favorita de Finlandia: Turku.

A pesar de llevar casi 4 años viviendo en el país, no hemos viajado mucho internamente.

Primero, porque las distancias son enormes y la velocidad máxima en carretera absurdamente baja: 80 km/h en la gran mayoría de ellas. Y, segundo, porque cada vez que juntábamos varios días seguidos, los aprovechábamos para viajar a lugares más cálidos y luminosos.

En Turku estuvimos hace dos veranos coincidiendo con el mercado medieval y quedé enamorada de la ciudad. (Puedes verlo pinchando aquí)

No es grande, pero tiene mucho encanto. El centro se mueve a ambas orillas del rio y está lleno de pequeños bares y restaurantes donde pasar la tarde alrededor de un café o de una copa de vino arreglando al mundo.

En Helsinki, a pesar de ser la capital, no hemos sabido encontrar este ambiente tan parecido al del Borne de Barcelona y que tanto echamos de menos cuando se acerca el jueves o el fin de semana.

No hicimos gran cosa.

Paseamos (a pesar del frío), comimos bien y disfrutamos del dolce fer niente en otro ambiente distinto del día a día.

El postre antes

y después.

Pol disfrutó del viaje. No sólo robó el corazón al personal del hotel y a los de los restaurantes y bares en los que estuvimos, sino que se dedicó a observar todo con sus ojos que todavía no ven y durmió prácticamente toda la noche de un tirón (Lamentablemente esto no se ha vuelto a repetir)

No estoy muy segura, pero creo que esté niño también lleva el virús dentro y la verdad, no me importa.

La importancia de llamarse Ernesto (II)

En España hay tres preguntas típicas que te hacen cuando te quedas embarazada:

- ¿Para cuando será?
- ¿Es niño o niña?
- ¿Cómo lo vais a llamar?

Da igual que sea una amiga de tu abuela o un desconocido que te encuentras en el ascensor, son tres preguntas que, seguro, no fallan. (Eso, más que te cuenten las experiencias de cada uno en el embarazo, nacimiento y crianza de sus hijos, si tienen propios, o de sobrinos o hijos de amigos, si no los tienen)

Madre Himba - Namibia

Eso mismo me esperaba de los finlandeses, pero me equivoqué. Aunque la primera pregunta siempre caía, nadie me preguntó por las otras dos durante todo el embarazo.

Si no fuera porque ya los conozco, pensaría que era por timidez o porque no querían inmiscuirse, pero no. Los finlandeses son callados, quizás taciturnos, pero son tan "cotillas" como cualquier hijo de vecino (o sino, ¿qué pensáis que se hace en la sauna aparte de sudar?).

La razón es sencilla y tengo que reconocer que a mí me resultó bastante curiosa.

El sexo del bebé no se pregunta por el simple hecho de que, por regla general, los futuros padres finlandeses no lo saben hasta que el bebé sale por la puerta grande.

Una vaca y un ternero sirios.
La vaca dió a luz justo al lado de un importante yacimiento arqueológico.
(Nunca lo había visto antes y me impresionó tanto como el yacimiento)

El ginecólogo no te lo dice (a no ser que tú preguntes proactivamente) e incluso me han contado casos, en que se ha salido por la tangente preguntando si lo van a querer menos por ser niño o niña, obviando la respuesta a la enunciada pregunta.

Claro está que a veces es imposible no darse cuenta al mirar las ecografías, porque no me imagino al ginecólogo saltándose las partes pudiendas para no dar pistas sobre la presencia o no de "la colita". Vamos, digo yo.

En nuestro caso, no había lugar a dudas.

Pero señoras y señores, un finlandés no pregunta nunca por el nombre de tu futuro retoño, por el sencillo hecho de que no esperan que tú lo sepas hasta que lo hayas visto en vivo y en directo y hayas vivido un tiempecillo con él.

Sapa. Vietnam

Me explico. Un finlandés parte de la base de que cada uno tenemos el nombre que está hecho para nosotros. Uno que te pega con la cara y con tu manera de ser. Que te llamas Rosa porque te sonrojas con facilidad o José porque tienes cara de santo.

Y no, no es una broma. Para que os hagáis una idea un finlandés tiene un periodo de 3 meses para registrar el nombre su niño. Supongo que ese es el tiempo que consideran necesario para poder nombrar sin equivocaciones al bebé: saber si es tranquilo para llamarlo Cándido o si será un terremoto para llamarlo Atila, por ejemplo.

Sapa. Vietnam

La verdad es que es una idea muy romántica, aunque nosotros no paramos de preguntarnos cómo llamaran al niño hasta que se decidan por un nombre: ¿bebé?, ¿niño?, ¿cielito?,....

A ellos también les resultó muy extraño que ya supiéramos el sexo y el nombre de antemano.

Aunque tengo que reconocer que yo, sabiendo de que va el asunto y habiendo vivido con mi "cielito" más de 30 días, no se me ocurre otra mejor manera de llamarlo. ¿Y a vosotros?

La foto no es maravillosa, pero mi niño sin duda lo es.

Octubre

El Otoño en Helsinki es una de mis estaciones favoritas.

Los colores inundan las calles y es increible las tonalidades de amarillo que puedes encontrar echando un simple vistazo.

Y ya no os cuento si tienes la suerte de un día soleado.

Esos días no puedes quedarte en casa.

Hay que salir y aprovechar los últimos momentos antes de que todo cambie a blanco y negro.

Definitivamente, el Otoño es una de mis estaciones favoritas.

Os dejo con el calendario de Noviembre.

Ahora ya soy capaz de organizarme mejor el tiempo, así que espero pasar más a menudo por aquí. Mientras tanto seguiré disfrutando del Otoño que me temo que este año no durará mucho porque ya estamos a 5ºC por aquí.

Culpable

Una de mis pasiones es, y siempre ha sido, leer.

Mis padres cuentan que de pequeñita, cuando aún no sabía leer, me daban una revista y pasando las hojas podía pasarme las horas muertas.

Cuando comencé a leer era la personita más aburrida del mundo. Cartel que veía, cartel que tenía que leer, sin importar cuanto tiempo tardara en descifrar lo que ponía.

Por eso, siempre que empiezo un nuevo proyecto, yo leo y leo para asegurarme que todo va estar controlado y que voy a saber que hacer en cada fase del camino.

Hasta ahora me había dado buen resultado. Siempre. Hasta que llegó Pol.

Y no porque no me haya leido lo indecible sobre crecimiento, sueño, alimentación y demás cosas que los editores consideran importante, sino porque en materia de niños, los libros no tienen todas las respuestas.

Pol es un niño muy bueno. Tanto, que a veces me da vergüenza decir que estoy agotada o que he pasado una mala noche. Llora muy poco, ríe mucho y duerme como un bendito desde prácticamente el día en que nació.

Sólo hay un pequeño problema. Le gusta tanto comer que no hay manera que suelte lo que tiene en la barriga.

Hemos probado con ejercicios, masajes, posturas varias y hasta yo he variado mi alimentación. Tanto, que ahora soy la pura ejemplificación de los anuncios de "All-bran" y "Bio".

Pero no hay manera. Así que, cuando la pasada noche se la pasó llorando y retorciéndose, colorado como una granada, me lancé de nuevo a la búsqueda y captura de más información que se me hubiera pasado por alto.

Pregunté a amigos y desconocidos, navegué por internet y volví a leer toda la bibliografía sobre la escatología del bebé.

Tengo muchas recomendaciones, algunas de las cuales ya había puesto en práctica y otras que en breve probaré. Pero creo que he descubierto al culpable:

Muchas gracias por vuestros comentarios y por estar pendientes de nosotros. No he desaparecido pero el tiempo no me da tanto de si como antes. Por razones obvias no paso mucho tiempo sentada al ordenador pudiendo utilizar ambas manos, así que hasta que encuentre una solución o me vuelva una experta en trabajar con una mano, pasaré por aquí de vez en cuando.

Por cierto, Pol durmió mucho mejor anoche. No hemos solucionado el tema, pero estamos en ello. Os mantendremos informados.

(Reconocer que soy inmensamente féliz cuando oigo semejantes fuegos artificiales viniendo de algo tan pequeñito, es algo extraño, pero tremendamente cierto)

Septiembre

Definitivamente llegó el Otoño a Helsinki.

Los árboles están empezando a teñirse de amarillos y rojizos y el termómetro marca temperaturas de las de llevar chaqueta.

Nosotros seguimos adaptándonos a nuestra nueva rutina y durmiendo a salto de mata, siempre que el bendito de Pol nos deja.

Os dejo con el calendario de Septiembre. Un poco tarde, pero ya dice el dicho: "Nunca es tarde si la dicha es buena". Y de eso, de "dicha", tenemos para largo últimamente.