Estaba en la cama recuperándome de la extracción y posterior infección de las muelas del juicio y ozú, ¡qué pesadilla ha sido!
Mentiría si os dijera que estoy recuperada, sigo tomando pastillas para ayudar a mi cuerpo a eliminar el bichejo, pero espero que ya vayamos por mejor camino, porque dentro de una semana esta familia se va a disfrutar del magnífico sol griego.
Mientras estaba postrada en la cama, recordé que la última vez que me encontré en una situación parecida fue a una semana de la boda de mi hermana pequeña. También recordé que las fotos seguían muertas de risa en mi disco duro y que no había llegado a enseñaros más que la invitación.
Así que esperaros post largo, porque allá vamos.
Cuando uno se casa, lo hace porque quiere reafirmar lo que siente y celebrarlo con los que más quiere. Pero para que todo sea perfecto hay que ser fiel a uno mismo y no dejarse llevar por modas que incomodan o cosas que hacen bonito, pero con las que no te identificas.
De eso me dí cuenta un poco tarde mientras les ayudaba a preparar la boda y tengo que darle las gracias a Fernando, que comentó que últimamente sentía que las bodas eran como una feria. Tenías tantos regalos, ocurrían tantas cosas y había tantas atracciones, que al final resultaba agobiante y terminabas olvidándote de a qué habías venido.
Me hizo gracia, pero es una gran verdad, así que decidieron que querían algo sencillo, que no se fuera de presupuesto y a ser posible, hecho por ellos mismos.
Se casaron el 22 de Septiembre en una iglesia sencilla del casco histórico de Zamora.
Las arras y los anillos iban presentados de esta forma tan sencilla pero original. No tengo fotos del antes, pero estas fotos del después os valen para haceros una idea. Los anillos iban sujetos dentro de una gerbera y las arras en una caja de madera decorada con el pañuelo de bolillos más bonito que he visto nunca y unas sencillas margaritas.
El pañuelo fue un regalo de boda de una de nuestras primas. Es una verdadera artista y no puedo pensar en un mejor regalo que algo hecho por ti mismo, sobre todo cuando es algo tan único como esto.
Al llegar al restaurante, en la terraza del cóctel, a los invitados les esperaba esto.
La estructura la hicieron los novios y utilizamos las fotos de boda de los padres para que a la gente le fuera más sencillo encontrarse.
Eso no fue lo único que hicieron, también montaron unas cajas monísimas para decorar las mesas del restaurante. Dentro iban unos botes de cristal llenos de paniculata y al lado, unas fotos de la sesión pre-boda que marcaba el número de la mesa.
Creo que los centros de mesa deben de ser lo más sencillos posibles, pero no raquíticos. Por mucho que quieras evitarlo, las mesas se llenan de objetos durante la comida y los centros grandes terminan entorpeciendo.
Para el baile preparamos un Photo-booth sencillito. Imprimí varios props de internet, los pegamos sobre cartulina para darles un poco más de consistencia y preparamos un fondo con un antiguo perchero y cintas en distintos anchos y tonos de verde.
La luz en los restaurantes de bodas suele ser malísima para este tipo de cosas, pero pasamos algunas risas y me consta que muchos de los props terminaron de fiesta por los bares de Zamora.
La foto de los dos chicos guapos, guapos es de Felix Corchado fotografía.
El día fue estupendo y muy, muy feliz, de esos que se recuerdan para siempre.
Antes de terminar este post quiero haceros una recomendación.
Si hay algo en lo que de verdad creo que hay que invertir en una boda es en el fotógrafo. No me refiero a que os tengáis que dejar todos los ahorros, me refiero a que es importante encontrar a alguien que sea capaz de retratar como sois vosotros y como fue ese día, alguien con el que sea fácil relajarse y olvidar que está detrás de vosotros cual paparazzi.
Mi recomendación para Zamora, Salamanca y alrededores es Felix Corchado fotografía, muy buen fotógrafo y mejor amigo. Y como está claro que una imagen vale más que mil palabras, os dejo con una que me mandó por whats up y que refleja la felicidad de ese día.
Con esto queda dicho todo.
Si puedo, os veo en breve, si no, aprovecho para desearos un buen julio y volvemos en Agosto. Me voy a luchar contra el bichejo.