Parece que han pasado siglos desde que volvimos de las vacaciones de Semana Santa.
Lo sé, lo digo muchas veces, pero el tiempo vuela y a mí me encantaría que los días tuvieran más horas para poder hacer todo lo que quiero (incluido dormir unas cuantas horas más).
Un desenfoque precioso, ¿no os parece?.)
Hace tiempo que os quería hablar del bautizo de Pol.
Ya os conté como invitamos a la gente y dónde lo íbamos a celebrar. Hasta os enseñé lo que entre todos habíamos hecho como recuerdo del día, pero no os he enseñado nada de ese día, ni de los recuerdos que se llevó la gente.
Amaneció un día precioso, sin viento y sobre todo, sin lluvia.
(No saqué casi fotos, estaba ocupada en otras cosas, así que os dejó esta que sacó mi padre.
La vista de Sallent desde la ermita)
La ermita estaba preciosa, llena de velas, margaritas y flores silvestres.
(La decoración nos la regaló Olga, de Floristería Traval.
Gracias, estaba todo precioso)
Y el peque, como manda la tradición en todos los bautizos, se quedó dormido antes de que le echaran el agua.
Lo mejor, la familia y los amigos.
(Gracias Laura por esta preciosidad de foto.
Está claro que Pol adora a su padrino)
Después de la ceremonia disfrutamos de una merendola y aprovechamos para darle a todos los invitados un pequeño recuerdo.
Cada invitado recibió dos paquetes, menos los niños que recibieron también una cantimplora llena de caramelos.
El primero se lo tenemos que agradecer a la Avia Antonia. Ella decoró un montón de "Pes" para que nuestros invitados puedan recordar a Pol mientras miran su nuevo imán en la nevera o abren la puerta de su casa.
El segundo regalito, algo más efímero, se lo tenemos que agradecer a Mª Angels, nuestra vecina en Sallent.
Se ofreció a cocinar estas bellezas para cada invitado:
Prácticamente cada invitado tuvo su galleta personalizada. Y no sólo eran bonitas, sino que también estaban buenísimas.
Fue todo un detallazo y, definitivamente mejor que mi idea inicial, que era comprarlas ya hechas.
Pol, tienes mucha suerte de tener tantas personas a tu alrededor que te quieren.
Las presentamos así:
Llegan en paquete plano (o sea no ocupan hasta que lo tienes todo listo para empaquetar tus regalos), son facilísimas de montar y la calidad es buena.
Nosotros montamos unas 70 cajitas en dos noches y fue todo coser y cantar.
Las decoramos por fuera con cintas de colores y una etiquetas con pies de Pol.
Por dentro iban forradas con servilletas de colores de Marimekko, pero cualquier papel bonito también hubiera ido bien.
A la gente le encantó, pero lo más importante es que lo pasamos muy bien.
(Gracias Paula, por la dirección y la idea)
Fue un día perfecto, de esos para recordar.