Sevilla tiene un color especial

Así dejamos Helsinki antes de irnos de vacaciones

 

y así nos recibió Sevilla.

 

Lo reconozco, 38 grados a las 9 de la noche son muchos grados para alguien que lleva casi cuatro años viviendo en el norte de Europa, por mucha alma del sur que tengamos.


 Fueron cuatro días intensos, llenos de familia, algunos viejos amigos y muy buena comida.
   

(Menudas dos patas para un banco)

(Nos dimos unos cuantos homenajes, para que negarlo) 

Disfrutamos con los que celebraban su amor



y descubrimos una nueva forma de disfrutar las ciudades bajo los ojos de un niño.

(Vosotros sentaros en ese banco, que yo quiero descubrir mundo)

 

Sevilla sigue tan preciosa como siempre.

 


Y aunque esta vez no hice muchas fotos, creo que será difícil que olvidemos esos cuatro días.

¿Quién olvidaría una despedida así?




Un brindis por los novios, por el amor, por la familia, los buenos amigos, las vacaciones y todos vosotros.