Los que pasais por aquí a menudo sabéis que nos encanta viajar.
Nada nos hace más felices que meter un par de cosas en la maleta y marcharnos a conocer mundo.
El haber aumentado la familia no ha cambiado eso, pero si nos ha descubierto otra manera de descubrir el mundo.
Esta vez disfrutamos de París cual parisinos y no como viajeros que llegan, visitan y se van.
Tuvimos desayunos en la cama.
(También hubo croissants recién hechos en terrazas.
Tres, que Pol también quería el suyo, pero los macarons son más bonitos, ¿no?)
Comidas ricas, con sobremesa incluida.
(Pol no dormía no.
El secreto de la calma y la tranquilidad para una sobremesa de 10 os lo cuento otro día)
Y tardes de parque.
Nuestro favorito, los jardines de Luxemburgo
Se podía disfrutar de las hojas de los árboles.
Mirar los barquitos que navegaban en el estanque.
O jugar un rato en el parque
El parque es sin lugar a dudas el mejor cuidado que he visto nunca y el más lleno de juegos y juguetes.
Hay que pagar, eso sí.
2 € por todo el día por niño.
Los menores de dos años entran gratis e incluso tiene pases semanales y mensuales.
Ni que deciros que padres no había muchos. Muchos abuelos y muchas, muchas "nannys."
(Lo siento, la palabra cuidadora me suena mal, mal. ¿Se os ocurre otra?)
Cuando uno se aburre, siempre puede sentarse a ver un partido de tenis.
O simplemente dejar el tiempo pasar y dedicarse a mirar a la gente.
A los que les guste que les miren
O a los que buscan un rato de soledad en medio del gentío.
Ni que deciros que Pol nunca se quería ir.
Pero había que encontrar algún rato para ir de compras
o para hacer un poco de turismo
París. Oh la, la.