Desde niña, mis recuerdos de este día son siempre los mismos.
La estameña blanca y el caperuz morado estirados encima de la cama de mis padres. El cartón del caperuz al lado de la coqueta. ¡Cuántas veces jugábamos a ponérnoslo en la cabeza para "procesionar" por el pasillo!
Mi abuela, llegando demasiado pronto y nerviosa para ayudar a vestir a mi padre y a mi hermano, como en su día ayudó a mi abuelo y vio vestir a mi bisabuelo. Año tras año desde la fundación de la cofradía.
Y ya de más mayor, a mi madre preparando "Bacalao a la tranca" en la cocina.
Imagen de www.turismocastillayleon.com
Mi bisabuela lo preparaba siempre para que todos los cofrades de la familia fueran a cenar después de la procesión. Primero en la casa de los Herreros, llena de recovecos, con esa cocina antigua y esa despensa enorme dónde los primos jugábamos al escondite. Luego en su nueva casa cerca del río, año tras año, prácticamente hasta el final.
Ahora lo prepara mi madre, porque es Martes Santo y porque hay tradiciones que no deben perderse.
Ahora lo prepara mi madre, porque es Martes Santo y porque hay tradiciones que no deben perderse.
Tradiciones como la de ver pasar la procesión reflejada en el río, cuando ya es de noche y la luna está alta en el cielo. Cuando el Cristo se despide de la Virgen en Cabañales y continua su particular viacrucis hasta su iglesia de San Frontis.
Y mis lágrimas y mi emoción cuando recitan la cuarta estación. La estación de todas las madres y en especial las de Zamora. Las que ven marchar a sus hijos en busca de nuevos caminos, de nuevas oportunidades fuera de su tierra. Las que los echan de menos y esperan que lleguen estos días, en los que la tierra nos llama y es difícil resistirse.
Y cuando el Cristo se mete. Cuando los hermanos se quitan los caperuces y de nuevo vuelves a ver a gente que hace tiempo que no ves. Cuando toda tu familia se reune y terminas diciendo eso de: ¡Bueno, señores, salud para el año que viene!
Ese es mi Martes Santo. Eso y mucho más que hoy no os cuento.
Quise poneros alguna imagen más, pero no tengo propias más que las antiguas de mi familia.
Gracias Laura por buscarlas, escanearlas y mandarlas.
Otro año os enseño la Semana Santa en imágenes o me animo a pedírselas a alguién con talento.
Muchas gracias a todos por preocuparos y por darme ánimos. Estoy bien, solo un poco morriñosa y escribir sobre lo que siento y recuerdo me ayuda a pasar estos días.
Y mis lágrimas y mi emoción cuando recitan la cuarta estación. La estación de todas las madres y en especial las de Zamora. Las que ven marchar a sus hijos en busca de nuevos caminos, de nuevas oportunidades fuera de su tierra. Las que los echan de menos y esperan que lleguen estos días, en los que la tierra nos llama y es difícil resistirse.
Y cuando el Cristo se mete. Cuando los hermanos se quitan los caperuces y de nuevo vuelves a ver a gente que hace tiempo que no ves. Cuando toda tu familia se reune y terminas diciendo eso de: ¡Bueno, señores, salud para el año que viene!
Ese es mi Martes Santo. Eso y mucho más que hoy no os cuento.
Quise poneros alguna imagen más, pero no tengo propias más que las antiguas de mi familia.
Gracias Laura por buscarlas, escanearlas y mandarlas.
Otro año os enseño la Semana Santa en imágenes o me animo a pedírselas a alguién con talento.
Muchas gracias a todos por preocuparos y por darme ánimos. Estoy bien, solo un poco morriñosa y escribir sobre lo que siento y recuerdo me ayuda a pasar estos días.
Has hecho que mire la Semana Santa con otros ojos...con tus ojos de niña...
ResponderEliminarPara mí, de ahora en adelante, siempre habrá un doble reflejo:
el del río y el de tus ojos...
Me encantó!
La morriña no es mala, Conchi...creo que nos recuerda que estamos vivos, que queremos...sentir es un privilegio!
Te envío besos mimadores!
Se te esta haciendo durillo!!!
ResponderEliminarAnimos!
Besazos y un abrazo fuerte!!
Gracias a tí estoy conociendo y sintiendo tu Semana Santa.
ResponderEliminarUn abrazo Conchi!
Me das envidia. ¿Por qué? Porque realmente sientes la Semana Santa como creo que hay que sentirla: dentro, muy dentro. Yo simplemente la veo como unos días de vacaciones... pero al leer tu post me has recordado lo equivocada que estoy.
ResponderEliminarLa morriña no es mala, y tu tienes tus recuerdos para alimentarla. Te dice que amas a tu tierra y sus tradiciones: eso es precioso.
Sigue compartiendo estos recuerdos, muchas gracias.
Un besote.
Raquel.
Madre mía, vivís la Semana Santa igual igual que mi familia conquense. Cambian los términos:
ResponderEliminarcofrade-nazareno, estameña-túnica, caperuz-capuz... jeje, pero todo lo que cuentas me resulta tremendamente familiar.
Me encanta ver las fotos antiguas de mi abuelo, mi tío y demás familia vestidos para la ocasión y me encanta ver cómo los nuevos miembros continúan la tradición.
Ánimo Conchi, que ya sé que es duro. Un besote!
Conchi, qué relato tan bonito. Se nota que lo vives con mucho sentimiento y emoción y éso es muy valioso. Aunque estés lejos de tu tierra y de los tuyos, debes sentirte muy afortunada de tener a una familia tan fantástica. Gracias por comunicarnos tanto sentimiento!
ResponderEliminarGracias a todos por estar ahí y mandarme vuestras palabras de ánimo .
ResponderEliminarMe alegro de poder transmitiros un poquito de lo que siento durante estos días.
De verdad, es un privilegio poder vivirla como la vivo. Una experiencia de esas que busca le gente en lugares lejanos.
Estoy triste, pero animada, así que Mami, deja de preocuparte
Besos a todos
Es curioso cómo hay vivencias que nos unen a los zamoranos para toda la vida. Te leo, y veo otra casa, otros rostros, pero los mismos colores, la misma ilusión, el mismo olor a cocina de madre.
ResponderEliminarNo estés morriñosa, Concha. Sólo tienes que cerrar los ojos, y estás aquí, porque aquí están los que te quieren. Fijo.
Un beso fuerte, con sabor a Martes.
hola hija ya esta la mantilla ,peineta ,medalla y todo preparado para salir mañana con nuestra Virgen de la Esperanza.es como si todo siguiera como cada año y así será,tu saldras con Ella y estaras con nosotros no lo dudes.
ResponderEliminarLe pediremos por vosotros, salud y paz un besazo
Conchi, se me ponen los pelos de punta y la lagrimita en los ojos al leer este post. Normal que estes morriñosa, tal y como lo cuentas es una tradición familiar que te llega hasta el corazón, y contra eso no puedes hacer nada. Muchos animos!!
ResponderEliminarYo no participé nunca en una cofradía, mi madre sí cuando vivía en Albacete. Debe de ser muy diferente formar parte de ello. Y también las tradiciones familiares que cuentas de unir a la familia, es hermoso. Tienes mucha suerte de tener una familia tan unida y que piensa en tí.
Besitos
MUchas gracias a todos.
ResponderEliminarAna, somos muy afortunadas por tener estos recuerdos.
Te he visto en la tele, salías muy guapa y comedida, como nuestra Semana Santa.
Familia, vosotros habéis hecho posible que hoy estuviera allí con vosotros.
Sylvia, tengo una familia maravillosa.
Cuando quieras, estaré encantada de presentártela