Por alguna razón lo de las flores frescas quedó grabado en mi cabeza y siempre sueño con tener una casa grande con una habitación de invitados dónde no falte un buen bouquet de flores frescas y por supuesto, muchos invitados.
Nos recibió con un cartel de bienvenida, una amplía sonrisa y un té con pastas en porcelana inglesa.
Últimamente me he dado cuenta de que ya no sabemos darle valor a las cosas. El tenerlo todo aquí y ahora, el poder acceder a cosas baratas y sin calidad que se reemplazan hoy si y mañana también, nos han llevado a no valorar el detalle, la dedicación y las horas que se ponen a las cosas.
Por eso, cuando entro en un sitio como la tienda de Sally, dónde todos los detalles están pensados al milímetro, dónde el mantel impoluto de lino convive con velas que huelen a cielo, dónde la conversación surte sola y hay tiempo para relajarse, ser una misma y disfrutar, me doy cuenta de que experiencias como las que nos brindó Sally no tienen precio.
A Sally la descubrí hace muchísimos años, posiblemente a través de una Telva y de alguna boda preparada por A-típica. En aquel momento la profesión de wedding planner que tan de moda está ahora prácticamente no existía y en las casas españolas casi sólo se veían las flores de los geranios y algún que otro clavel o rosas para grandes ocasiones.
Pensé dos cosas casi al mismo tiempo: yo quiero trabajar organizando fiestas y esas flores tienen que estar algún día en mi casa.
Como en la vida los deseos se cumplen de las formas más extrañas, no sólo pude disfrutar de sus flores, sino que tuve la suerte de aprender como crear un centro perfecto.
El ejercicio consistía en elegir flores entre la selección más preciosa que haya visto nunca y con ellas crear nuestro propio centro perfecto.
El ejercicio consistía en elegir flores entre la selección más preciosa que haya visto nunca y con ellas crear nuestro propio centro perfecto.
Sally me sorprendió eligiendo flores que a primera vista, la mía, no tenían nada que ver entre sí, para poco a poco combinar sus formas y colores y crear un centro de los de dejar con la boca abierta.
Lo que más me gusto del ejercicio, además de la maestra y la compañía, fue comprobar como cada uno de los 10 centros que creamos (11 si contamos el de la propia Sally) eran diferentes pero muy, muy especiales.
Me sentí orgullosísima de verme capaz de crear algo tan bonito como esto.
Mil gracias Bego por la foto.
Me quedé con ganas de más, sobre todo de tener algún día un poco de arte efímero hecho por la propia Sally en mi casa.
Me encanta su idea de combinar flores con cualquier tipo de soportes. Aunque su marca insignia son las sombrereras, me gustaron muchísimo las cajas de hojalata que vi por la tienda y que estoy segura algún día contendrán flores.
Gracias Sally por esa tarde perfecta de hospitalidad inglesa. Fue un verdadero placer conocerte y ver tu magia en vivo y en directo.
Os recomiendo que os deis una vuelta hasta su tienda, aunque sólo sea para iros con la belleza pegada a las retinas. Seguro, que como a mí, sus centros os crearán una necesidad de esas que el destino sabe cumplir.
Gabriel Lobo, 10
Madrid
Precioso post y vaya serenidad transmite la cara de Sally.
ResponderEliminarA mi nunca me han gustado mucho las flores cortadas, me encanta verlas plantadas, en la naturaleza...
Yas, pero a veces no podemos tener un jardín enorme para disfrutarlas. :)
EliminarLa belleza pegada a las retinas... Como me ha gustado este post y que recuerdos tan buenos me trae... Un beso
ResponderEliminarY por cierto tu centro es una preciosidad!
ResponderEliminarIdem del tuyo
EliminarPrecioso... y que fotazas! Me encantan!
ResponderEliminarGracias Susana, tú seguro que sabes mucho de hospitalidad inglesa
EliminarQué bonito todo por favor. Me ha encantado la definición de la hospitalidad inglesa en función del cuarto de baños de invitados.
ResponderEliminarJajajaja, sí esos son los detalles que te pegan, Sra. Condesa
EliminarNos habéis dejado a todas con los dientes largos con el taller de Sally.
ResponderEliminarMe quedo con tu reflexión sobre el poco que le damos a las cosas. No puedo estar más de acuerdo, queremos todo ahora.
Cuando empecé a coger algo de afición a la fotografía es cuando me di cuenta de las cosas bonitas que había en lo cotidiano y ahora parece que tengo el ojo educado para ver muchas cosas que otros no ven. Un post precioso para un martes diferente. Besos!
Gracias guapa.
EliminarCada día me doy más cuenta de lo poco que valoramos todo y de lo poco que enseñamos a los peques a valorar. Así nos van las cosas
No sabes cuánto os envidio, oportunidades como esta no surgen todos los días. Estoy completamente de acuerdo, no sabemos valorar los detalles y es precisamente lo que hace los momentos especiales. Un besito.
ResponderEliminarChus, yo estaba como en una nube
EliminarQué hermoso taller tuvo que ser, rodeada de tanta belleza.
ResponderEliminarPetó
tú lo has dicho. Rodeada de belleza
EliminarQue bien sabes sentir y que bien sabes expresar lo que sientes, que bonito todo lo que dices y cuanta sabiduría en alguien tan joven como tú.
ResponderEliminarSr. o Sra. ANónimo(a), me acaba usted de sonrojar.
ResponderEliminarGracias
Que fotos tan bonitas y qué taller tan impresionante! Llevo años queriendo hacer un taller así y no encuentro nada en mi ciudad que se le asemeje. Estoy muy de acuerdo con la reflexión que has hecho, con esta vida con prisas que llevamos todos, cada vez nos damos menos cuenta de los pequeños detalles que nos rodean y que lo hacen todo más bonito.
ResponderEliminarUn abrazo!
que recuerdos Conchi. que bonito post. deseando crear otro centro de flores contigo cerca!!!! kisses!
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