Yo creo

Cuando en diciembre conocí en persona a este Señor, ya os conté que era una persona muy agradable, que conocía varios idiomas (al menos el mío y el de los que le visitaban en aquella ocasión) y que me sentí un poco mal porque yo realmente a quien le escribo la carta es a estos otros señores.

Lo que no os conté, es que mientras me sentaba en sus rodillas con la intención de inmortalizar tan grato momento, él me preguntó que era lo que deseaba, lo que quería pedirle por haber sido tan buena durante todo el año.

La verdad, me pilló de sorpresa. Pensé que ya era un poco mayor para que me preguntaran esas cosas y traté de salirme por la tangente.

Pero él insistió, así que yo pedí. Le pedí una única cosa y él prometió traérmela. "Porque te lo mereces", me dijo.

Joulupukki ha cumplido su promesa.

Esta Zamorana volverá a levantarse a toque de despertador cada mañana, se vestirá y mientras sale a la calle, con el frío que hace en este país, pensará en por qué se le ocurrió pedir ese deseo.

Pero seguro que mientras llega al trabajo, volverá a pensar en todo lo que deseó encontrarlo y en quién se lo trajo.

Por eso, yo creo.