18 de diciembre - Roscón de Reyes

Ya que la nieve se niega a visitarnos y está haciendo un tiempo horroroso, ayer decidimos meternos en la cocina para afrontar el reto del Roscón de Reyes. Reto con mayúsculas porque cocinar un Roscón suena a palabras mayores.


Pero aquí llegó yo, Zamoranita en un país de frio, para anunciar a los españoles allende los mares que nunca más un día de Reyes sin Roscón. 

Cocinar un roscón no es difícil, sólo necesitas paciencia a kilos y un día entero de tu tiempo.

Así que invita a los amigos, sobre todo a aquellos con ganas de mancharse un poco, y prepara una fiesta con la excusa de que al día siguiente podrán disfrutar de un desayuno de Reyes. Como este.

Apetece, ¿eh?

Pues manos a la obra.

Lo primero es conseguir los ingredientes.

La mayoría son fáciles de encontrar: huevos, azúcar, leche, mantequilla, naranja y limón.

Luego viene lo complicado: harina de fuerza, levadura de panadero y agua de azahar.

Lo de la fuerza en la harina es importante. Químicamente se tiene que pelear con tanta cosa para formar una buena estructura, que necesita tener mucho gluten. Es la misma que se necesita para el pan, la de repostería es más flojita, así que a mí me salvaron los dibujos.

  Todavía no me queda claro cual tengo que comprar para rebozar. Y es que aquí hay mil tipos de harina. 

¡Si ni siquiera tienen el mismo nombre! 

La levadura de panadero aquí la venden en refrigerados. Una especie de cubiletes que huelen que apestan (a fermento). Si en vuestro súper no la venden, podéis acercaros al Lidl más cercano. Allí la venden liofilizada (en polvo). Fijaros bien porque la Royal, la blanca de toda la vida NO vale. (Por lo mismo que lo de la harina: "demasiado finolis para lo que andamos buscando".)



Y el agua de azahar, parece ser que en España la venden en el Mercadona, en el Carrefour y en las tiendas árabes, pero allende del terruño suena a pócima de exorcismo. Su, me dijo que, cómo era sobre todo para dar aroma, le pusiera más rayadura de naranja y limón . Resultado: perfecto.

No os voy a explicar la receta paso por paso, porque Su e Iván, lo explican para tontitos y en video. Pero os cuento los truquitos que ellos ya se saben y que a nosotros nos trajeron por la calle de la amargura.

Por cierto, esta vez seguimos la receta de Iván. Lleva más tiempo, pero el tío es el panadero del reino y, al fin y al cabo, nosotros no teníamos nada más que hacer. (En el link la receta)

Truquillos varios:

- El Roscón es un pan dulce, así que olvida todo lo que sabes de respostería (Ivan dixit): la harina y la levadura no son las mismas, la harina no se tamiza y la mantequilla nunca se añade fundida, sino en trocitos.




- En los dos vídeos parece que amasar es súper fácil, que la masa no se pega y es un plis plas lo tienes listo. Como siempre la realidad y la ficción no son las mismas.

Cuando me puse a hacer la masa madre por la mañana, Jaume estaba durmiendo y Pol jugando en la cocina. Tuve momento de pánico cuando Pol se puso a llorar y yo no era capaz de despegarme la masa de las manos.

El truco del almendruco es mojarse las manos antes de ponerse a amasar. Técnicamente  no es una buena idea porque añades humedad a la masa, pero unas gotitas no hacen un mar.

A la izquierda, yo, emulando a la masa.

A la derecha, Jaume, el experto amasador. 

Al fondo, Robin food, programa de ETB que estuvo de fondo toda la mañana.

- Deja reposar la masa tiempo, no tengas prisa.

Ese truquillo os lo traigo con la experiencia cogida el año pasado.
Me puse a hacer el roscón el día 5 por la tarde y aunque estaba bueno de sabor, te podías romper un par de dientes de lo duro que estaba.

Aquí la masa madre, aquí unos amigos.

- No te pases de líquido.

En la receta que seguimos recomendaban un máximo de 120 gramos, incluida el agua de azahar y las cucharaditas de ron cubano que le añadimos.  La recomendación es añadirlo poco a poco, porque pueda que la masa no te lo pida todo.

- Ten paciencia.

Yo empecé por la mañana, a eso de las 11 y a las 9 todavía andábamos metiéndolo en el horno.

Puedes organizar actividades paralelas: envolver regalos, partiditas con los amigos, concurso de villancicos, lo que se te ocurra.

Pol se dedicó a su actividad favorita: meter y sacar patatas de su cesta. A la vuelta de Navidades no descarto tener un huerto en casa. Las deja abandonadas en lugares imposibles de encontrar.





- Cuando parezca que ya está listo, vuelve a esperar. (Recuerda el consejo anterior)

Una vez que la masa está lista para formar el roscón, hay que esperar unos 15 minutos a que se relaje, sino se encogería y no tendrá el tamaño que queríais.

Después de formar el roscón, vuelta a esperar: un mínimo de hora y media, dos horas para pensar en meterlo en el horno.

- Ya que esperas, prepara tus frutas confitadas.

Nosotros lo hicimos por purita necesidad, aquí no las venden. Así que nos marcamos unas naranjas confitadas, que queda mal decirlo, pero están buenísimas.

La receta, aquí, y palabrita que eso si que es fácil, fácil.

Cortarlas bien finas, para que la cáscara no moleste.

- Y sobre todo, no te olvides de la sorpresa.

Las envolvimos en plástico de cocina y no ha fundido (miedito que tenía). Eso sí, haced el paquete un poco grande que Jaume casi se traga el haba.




Como premio por haber llegado hasta aquí os dejo un trozo de Roscón.



Estaba tierno, sabía y olía a Roscón y me temo que ya no queda mucho.

Nosotros lo acompañamos de chocolate.